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martes, agosto 16, 2005

La verdadera revolución: Del socialismo al capitalismo


El vicio inherente al capitalismo es el desigual reparto de bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de miseria.

Winston Churchill


El socialismo es el control de los medios de producción por el Estado. Un Estado que hace negocios, es por naturaleza un Estado socialista. Hablar de "Capitalismo de Estado" es una contradicción en términos, si la empresa es "de Estado" no es capitalista, y si es capitalista una actividad mercantil, no es realizada por el Estado. Un Estado "capitalista" sería el que se dedicara única y exclusivamente a sus funciones naturales, entre las que no está la actividad mercantil alguna. Pero hay grados de socialismo en cada economía. Ni en la Unión Soviética se llegó al 100% de socialismo, pues ni ahí desapareció por completo toda forma de iniciativa productiva, más o menos, privada.

Quien maneje el Estado tiene dos formas de controlar los medios de producción. Hacerlos de su propiedad por la fuerza que es la forma por la que optaron los rusos soviéticos. Ordenarles a los "propietarios" qué, cuándo, cuánto, cómo y a quién... producir, distribuir, comprar, vender, contratar y pagar... es la forma por la que optaron los nacional socialistas alemanes. De ahí en adelante el común de los socialistas del mundo han combinado ambos métodos, reservando el soviético para lo que consideran de importancia "estratégica" y el nazi para lo que no. Con excepción de la socialdemocracia de los EEUU que se ha limitado, casi completamente, al método nazi en materia de control estatal de los medios de producción, invirtiendo los términos de importancia del resto... tan raros y confusos son los socialdemócratas gringos, que hasta se autodenominan "liberals".

En Venezuela la actividad petrolera es la más importante del país, en términos de PIB y de ingreso fiscal. Un dato es que aproximadamente el 80% de las divisas que ingresan al país son producto, directo e indirecto, de las exportaciones del sector petrolero. El petróleo, como todo lo que está en el subsuelo, es, y ha sido siempre, propiedad exclusiva del Estado venezolano. Tal reserva estatista de recursos es una herencia que la corona española dejó, en la legislación, para su ex colonia. Una cosa es petróleo, que siempre ha sido del Estado, desde la conquista hasta la fecha, y otra es la industria que lo explote... que puede ser privada o estatal, nacional o foránea... y fue primero privada y nacional, luego privada y mayormente foránea, y finalmente exclusivamente Estatal por Ley... y desde 1999 tiene el Estado Venezolano una empresa por acciones exclusivamente estatales de carácter constitucional. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, prohíbe clara y expresamente que PDVSA sea del pueblo. Sólo puede ser del Estado.

El asunto es que desde que es propietario directo de Pdvsa, ha sido socialista en toda regla, el Estado venezolano. Fue más socialista antes que hoy, cuando era propietario monopólico de todas las industrias denominadas "estratégicas", que fueron de la telefonía al acero. Hoy, por ejemplo, aún tolera la existencia de compañías telefónicas privadas. Fue más socialista antes, cuando la regulación de precios incluía una gama mucho más amplia de productos que hoy. Y no fue menos socialista Corpomercadeo que Mercal. Ni fue menos socialista el programa de Becas "Gran Mariscal de Ayacucho" que la "Misión Sucre". La principal razón por la que la inmensa mayoría de la población de Venezuela no es consciente de esto, es que los socialistas que gobernaron desde 1958, hasta 1994, no controlaban lo que los marxistas -los granscianos al menos- denominan "poder cultural". Eso le fue delegado a la parte desarticulada, aparentemente más izquierdista -en el infantil sentido que explicaba Lenin la palabreja- y tras casi cuatro décadas el empobrecimiento, corrupción y demás miserias, consustanciales con la naturaleza del socialismo en cualquiera de sus formas, produjeron el inevitable colapso; y el socialismo "cultural" llegó al poder colgado de las charreteras de un grupo de militares que se habían formado y radicalizado en tal ideología.

Puede el socialismo, además de transferir recursos de la población al Estado masivamente, redistribuir sobrantes de unos a otros, y lo hizo tanto el socialismo adeco, como lo hace el socialismo chavista... claro que los beneficiarios no son los mismos.

En el común de los casos, los que antes, poco o nada recibían, son la clientela electoral del nuevo socialismo, y por ende los que más sobrantes reciben directamente... con lo que los que antes vivían de ser clientes del Estado... poco o nada reciben hoy. Obviamente se odian unos a otros, con la misma violencia e intensidad que se odian dos grupos de malandros que peleen por el mismo botín.

El socialismo es como el veneno. A mayor grado, mayor daño, y puede llegar a ser mortal. Para transformar una sociedad capitalista en socialista, se requiere quitar a las personas el control de sus propiedades a fin de concentrar el control de los medios de producción el Estado. Para pasar del socialismo al capitalismo, se requiere seguir la vía contraria. Hay que quitarle al Estado todos los activos que no están dedicados a sus funciones naturales y dárselos a las personas. Como eso no se ha hecho aún en lugar alguno, aún no hemos pasado del socialismo al capitalismo realmente en sociedad alguna. Lo que hemos tenido son lo que Alberto Mansueti describe acertadamente como "reflujos". Retrocesos tácticos del grado de socialismo en situaciones específicas, generalmente seguidos de olas de mayor socialismo radical. Pero eso es algo que, poco a poco, cambiaremos los liberales mediante un trabajo político y cultural de largo aliento. La unidad de las verdaderas fuerzas liberales "por las bases" avanza en Venezuela, sin prisa y sin pausa. Avanza en torno a un programa político desarrollado, para hacer posible y sostenible esa gran trasferencia. Y eso que es lo indispensable... es sólo el principio.

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