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lunes, junio 27, 2005

Por el capitalismo popular: Liberalismo sin complejos ni muletas


No conviene que la opinión y las leyes estén en las mismas manos, y que toda la fuerza esté concentrada en el Gobierno

Simón Bolívar

Venezuela se encuentra ante una disyuntiva política importante. Sufrimos el fracaso inevitable de la “unidad” opositora sin contenido ideológico ni estructura partidista real que se llamó Coordinadora Democrática de Venezuela. Juntos y revueltos por la agenda política-estratégica de los grandes medios, una variopinta alianza de partidos, ONG´s, gremios, y misceláneos... intentamos hacer lo imposible. Y como todos los que tal cosa intentan... fracasamos miserablemente.

Eso fortaleció la revolución neo-izquierdista y atornilló en el poder al gobierno. Atornilló también en la terca insistencia en el error a quienes no quiere ver la realidad de lo que pasó, e intentan desesperadamente negar alguna parte, y lanzar la responsabilidad no sobre el todo, sólo sobre la parte que menos les gusta, liberando “supuestamente” de responsabilidad la que les gusta. Tonto e inútil ejercicio. La tontería, como el miedo, es libre... y la ignorancia, cuando es voluntaria y terca, suele ser tan irremediable como osada. Pero si pretendemos el éxito, no se puede insistir en el error. Hay hacer algo diferente... realmente diferente.

Vemos hoy, nuevamente separado, nuestro viejo saco de gatos:

  1. Los medios de comunicación y las organizaciones de la sociedad civil, como ONG´s, gremios, e iglesias, pueden influir dramáticamente en el desarrollo de los acontecimientos políticos, pero no pueden sustituir efectivamente los partidos políticos. La anti-política y el anti-partidismo, propagados desde los grandes medios en Venezuela desde la temprana década de los ´80, son garantía de fracaso político de quienes los enarbolan como banderas. Y por ende, son garantía de éxito para sus adversarios. Esta corriente que cambia de héroes como quien cambia de camisa, gira hoy en torno de la figura de la Presidenta de la ONG Súmate. Lo que opine ella de tan comprobadamente desleales impulsores con aspiraciones de titiriteros y sus desordenados satélites es algo que por ahora no sabemos.

  2. Los nuevos y viejos partidos políticos socialistas (AD es socialdemócrata, COPEI socialcristiano, y el resto que van del MAS a Bandera Roja, pasando por Izquierda Democrática, tienen nombres que describen elocuentemente sus doctrinas) no pueden ser un arma eficiente contra la punta de lanza del neo-izquierdismo continental, acaudillada por un exitoso caudillo como el presidente de Venezuela. Una cuña de madera, en parte podrida y en parte más blanda, jamás será buena cuña para “el mismo palo”. Pese a todo, estos partidos, cuando menos, son capaces de manejar el oficio político en algún grado. Un problema es que ciertamente tienen en sus filas sólo una fuerza política numéricamente importante AD... y muchos aspirantes a candidatos presidenciales, de los que por ahora... ninguno es adeco.

  3. Finalmente tenemos lo que Alberto Mansueti describió hace más de una década como “gerencialismo”. Una especie de seudo-ideología política que se fundamente en la supuesta superioridad gerencial de sus proponentes, a los que no les preocupan ni las funciones, ni los objetivos del Estado, sino las “técnicas” de su “eficiencia”. Lo triste del asunto es que tampoco son eficientes como burócratas los gerencialistas... La expresión más acabada, y políticamente exitosa, de esta corriente en Venezuela fue la Ex Gobernadora de Nueva Esparta, Irene Sáenz. Sus aspiraciones presidenciales se estrellaron contra el fenómeno popular del neo-izquierdismo chavista, mucho antes de llegar el día de la elección. Un partido político que ha huido de las definiciones ideológicas reales, como de la peste... Primero Justicia, hasta la fecha, ha sido la representación de tal seudo-ideología. Y hay quien hoy propone mejor a presidenta de SÚMATE. La posible fusión del gerencialismo y la anti-política es algo hacia lo que quizás nos estamos aproximando. No ocurrirá obviamente en las filas de un partido, por muy indefinido ideológicamente que sea, como efectivamente lo es PJ.



NO SON SALIDA: ANTI-POLÍTICA, GERENCIALISMO Y SOCIALISMOS DE CUARTA



La única doctrina política opuesta diametralmente a todos los socialismos, capaz de dar respuestas nuevas y revolucionarias para las necesidades de la población, es el liberalismo. Pero el liberalismo venezolano de hoy está profundamente fraccionado.

El viejo liberalismo, de mi generación y las anteriores, vegeta hoy tristemente entre diversidad de organizaciones, viejas y nuevas, académicas, ciudadanas y políticas, con personalidades enfrentadas por estériles debates bizantinos, prisionero de grandes rencores por menudas envidias y menudísimos intereses en torno de minúsculos recursos decrecientes. Victima de enconos y desenconos, encuentros y desencuentros, con más estilo de chismografía de pensión, que de esperanza política para el futuro de la República. Esto es únicamente lo infimo y deleznable que debemos superar... recuperando la ambición de poder cambiar las cosas para mejor... y el sentido de grandeza del que nace la generosidad sin la que no se alcanzan los grandes objetivos.

Pero en el marasmo de hoy la tendencia política es al complejo de inferioridad, lo que se traduce en hacer política desde las coordenadas ideológicas del contrario. Eso es jugar contra dados cargados. Sólo se puede ganar desde la fortaleza propia. Jamás desde el contrario... ni aún desde su debilidad.

Y el complejo conduce hacia la búsqueda de muletas. Hay quien busca las muletas gerencialistas... como quien busca las de los viejos partidos... e incluso las de la anti-política. Para quien tiene la fortuna de no necesitarlas, las muletas más que apoyo son un estorbo, y empeñarse en usarlas sin necesidad es algo inexplicable.

La unidad de todos los liberales, en torno de la expresión revolucionaria y radical de nuestra doctrina política común es la única salida para los liberales. Y la transición, tan democrática, como radical y revolucionaria, del estatismo al liberalismo, es la única salida para Venezuela.

O entendemos que llegó el momento, y actuamos todos en consecuencia... o cuando lo entandamos el momento habrá pasado... en la medida en que cada liberal supere los complejos, cada liberal verá que las muletas no le sirven de apoyo, pero si de impedimento... Eso es algo que está ocurriendo, poco a poco... pero no está ocurriendo por el trabajo de las figuras que conocemos, reconocemos y apreciamos... y que deberían ser los lideres naturales que construyesen la unidad del liberalismo venezolano. Esta ocurriendo pese, y casi contra, la mayoría de estas figuras públicas. ¿Podremos entonces construir un movimiento liberal unificado desde las bases, no con el concurso, más bien en abierta oposición contra quienes se habían ganado el derecho de ser sus lideres naturales? No es simple la cosa. Pero si no queda otra... hay que intentarlo así. Porque sin importar quien quede por fuera. El momento ha llegado, y entenderlo así, es sólo el principio.



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