html> Resistencia Civil: mayo 2005

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martes, mayo 31, 2005

El estatismo pretende que la sociedad substituya gratuitamente a los bien pagados funcionarios



Por hoy me aparto de la dictadura mediática que obliga a políticos y opinadores, que en Venezuela es la misma cosa, a considerar exclusivamente los temas que ocupan lugar destacado en los noticieros de la TV, como si el resto de la realidad no existiera o no tuviese repercusiones importantes.

Dicho esto paso a comentar una aberración que viene sucediendo de un tiempo para acá y que consiste en que el Estado venezolano que es multipropósito porque se propone ser y hacer todo lo habido y por haber, y que precisamente por querer abarcar tantas cosas termina siendo incapaz de cumplir los deberes inherentes a sus funciones propias, pretende entonces y ante las fallas evidentes, que sea la sociedad quien se encargue de hacer lo que no le corresponde a ella porque se trata de responsabilidades del Estado, y que además lo haga de manera gratuita.

¡Que mollejas dirían en Maracaibo, pero así van las cosas!

Fíjense amigos que todo comenzó cuando los estatistas que legislaban en el fenecido Congreso de la Cuarta, a mediados de los años noventa del siglo pasado, pensando en que el Estado ya era para esa época incapaz de administrar justicia, se les ocurrió votar a manera de imbecil solución una ley, “Orgánica” para mayor precisión, en la que se pretende que los jueces de paz actúen de manera gratuita, “ad honoren”.

Es decir que el funcionario que debe evitar que los conflictos originados en la convivencia vecinal, que son la mayoría, se conviertan en fuentes de riñas o crìmenes antes de conseguir una soluciòn, el funcionario que tiene el poder de enviar a cumplir condena de privación de libertad a un vecino hasta por una semana, o multarlo o condenarlo a trabajos comunitarios, que debe substanciar expedientes aún cuando los jueces de paz lo hacemos “informalmente”... lo haga gratis.

La estupidez, porque de eso y de desorden se trata, continuó y fue potenciada en la Constitución de 1999 donde una vez reconocido en el preámbulo por los Constituyentes que el Estado multipropósito es incapaz de controlar a sus funcionarios, ofrecer seguridad o planificar adecuadamente, en vez de acabar con la condición “toera” del Estado –para concentrar esfuerzos en las funciones propias- se refuerza tal aberración cuando se propone y legaliza a manera de ingenua solución que sea la sociedad quien sin recursos, apoyos o competencias y gratuitamente, se encargue de la llamada “contraloría social”.

Es decir que lo que no pueden hacer los funcionarios a dedicación exclusiva, entrenados para ello y bien pagados... lo hagan los vecinos... quitándole tiempo al trabajo productivo que es la obligación bíblica de todo ser humano para alimentar honestamente a su familia... y que esto se haga gratis.

Podría señalar otros casos que se van acumulando en leyes y ordenanzas de reciente data pero para terminar “por ahora” solo me basta recordar a la Reserva Militar que supuestamente y por una miseria dicen que va a cumplir las funciones que no cumplen los militares de carrera por estar ocupados en otras actividades como vender frutas.

También se puede incluir en esta colección de disparates a los Consejos Locales de Planificación que gratuitamente harán lo que los concejales bien pagados y dotados de costosas oficinas no hacen o lo hacen muy mal.

¡Ineficaz bochinche contra el cual solo existe el antídoto liberal que es poner al Estado en su puesto y no en el altar donde lo colocan los estatistas!

Lamentablemente no hay quien administre ese “antídoto” porque para ello se necesita un partido liberal y tanto el oficialismo como el escualidismo están demasiado enfermos de estatismo como para ser considerados en serio.

¡Construir un movimiento liberal que sirva de alternativa al estatismo empobrecedor y bochinchero es entonces la primera prioridad de los venezolanos vivos!




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lunes, mayo 30, 2005

Petróleo y corrupción endémica


Si podemos evitar que el gobierno malgaste la labor de la gente bajo la pretensión de ayudarla, el pueblo será feliz.

Thomas Jefferson


"El excremento del diablo" fue el calificativo que hace casi tres décadas le dio Juan Pablo Pérez Alfonzo al petróleo, por las consecuencias terribles que este recurso podía generar si no era bien concebida su forma de utilización y la manera en que este activo material pudiera impactar la economía de nuestro país.

LOS PAÍSES PETROLEROS CON CORRUPCIÓN ENDÉMICA



A la mente nos vino esta expresión del padre de la Opep, que estigmatizó para siempre en Venezuela a los hidrocarburos, cuando leímos el informe de la Fundation Heritage, que junto con la publicación The Walt Street Journal realizan todo los años el Índice de Libertad Económica, el cual, en su edición 2005, sitúa a Venezuela en los últimos lugares en el ranking de naciones con mayor corrupción "endémica y en donde se producen mayores pérdidas de fondos públicos que en vez de destinarse a salud y educación se desvían a intereses particulares".

El informe de la Fundation Heritage indica que "un grupo de países productores y exportadores de petróleo aparecen especialmente destacados entre los que obtuvieron los peores puntos. Venezuela, Angola, Azerbaiján, Chad, Ecuador, Indonesia, Irán, Irak, Sudán, Kazajistán, Nigeria y Yemen son naciones en donde las contrataciones públicas en el sector petrolero mueven cantidades de fondos públicos que terminan en el bolsillo de ejecutivos privados, intermediarios y funcionarios de los gobiernos". Nuestro país aparece en el puesto 114 de 146 países analizados, con una puntuación de 2,3 en una escala del 1 al 10.

¿SE REPETIRÁ EL ERROR?



Según algunos expertos, se estima entre 400 a 500 mil millones de dólares los ingresos fiscales provenientes del negocio de los hidrocarburos que recibirá la nación en los próximos 25 años. Este cálculo se hace en atención al gran incremento de la demanda mundial de crudo, lo cual irá aparejado de un aumento de nuestros volúmenes de exportación para satisfacer este aumento del consumo, al tiempo que se pronostica un escenario de precios del barril con tendencia al alza para los próximos años.

En este sentido cabe hacerse tres preguntas cruciales. Primera: ¿Se escaparán también estos nuevos ingresos en una masiva fuga de capitales como sucedió entre 1974 y el 2003, de lo cual dan cuenta los más de 150 mil millones de dólares que existen depositados en el exterior en cuentas bancarias privadas, cuyos titulares son un pequeño grupo de venezolanos? Segunda: ¿Continuaremos aumentando nuestro endeudamiento público externo e interno y el servicio de estas obligaciones que en el presupuesto del 2004 constituyeron el 80% del ingreso fiscal petrolero y que en el del 2005 constituye el 60% de estos ingresos, continuará siendo la vía mediante la cual se seguirá transfiriendo de forma neta los recursos que se suponen de todos los venezolanos a los bolsillos de las personas más acaudaladas de Venezuela y el mundo como son los banqueros y otros acreedores de la deuda de la República? Tercera: ¿Seguirán recibiendo los gobiernos de turno sus ingresos en dólares y para financiar su déficit fiscal seguirán devaluando nuestra moneda hasta hacerla desaparecer arruinando el poder adquisitivo de los salarios y los ahorros en moneda nacional? En otras palabras ¿Nos volverá a suceder lo mismo?, ¿Cometeremos el mismo error?

LOS LLAMADOS PETRO- ESTADOS



Venezuela es un Petro-Estado, es decir, el sector estatal es el dueño de los yacimientos petrolíferos y gasíferos de la nación y además es propietario de la industria y el negocio petrolero. Este modelo ha generado enormes distorsiones en nuestra sociedad, sobre todo desde 1975 cuando se decidió estatizar el negocio de los hidrocarburos. Bien lo dijo en su visita a nuestro país el profesor de Harvard, Richard Pipes, gran conocedor de las experiencias y del desempeño económico de las naciones pertenecientes al desaparecido bloque soviético: "Si el Gobierno es el propietario de la riqueza, controlará a la gente".

Todos los estudios que se han hecho en el país sobre el deterioro de la calidad de vida de los venezolanos y en relación al empobrecimiento masivo que ha experimentado nuestra sociedad, coinciden en señalar que la caída del ingreso per cápita y el aumento de la pobreza se ubican a partir del momento en que el Estado se apropió de los recursos petroleros y su industria. Economistas muy serios, entre ellos Asdrúbal Baptista, afirman con cifras en la mano que Venezuela tiene aproximadamente 26 años en caída económica, es decir, casi el mismo tiempo que tiene el negocio de los hidrocarburos en manos de los gobiernos de turno.

LOS DIFERENTES TIPOS DE ESTADO



Adam Smith, uno de los fundadores de la economía clásica, hablaba de los llamados "Estados Propios" y los "Estados Impropios". Los primeros son aquellos en donde los recursos de una nación están en manos de la sociedad y sus ciudadanos y éstos pagan impuestos al Estado por acceder a ellos y convertirlos en riqueza. Los segundos son aquellos en donde los recursos de una nación son confiscados de manera monopólica por el Estado para su provecho particular. La sociedad y sus ciudadanos sólo reciben de estos recursos lo que el sector estatal distribuye de manera discrecional. Es decir, las migajas. Los Petro-Estados como Venezuela, entran en la segunda categoría antes referida. El Estado venezolano se apropia del petróleo, que es el principal recurso del país y lo distribuye en la sociedad a su real saber y entender.

Esta situación hace que el Estado no tenga que vivir de la riqueza que produce una sociedad y de los impuestos que paga la gente, por lo que a los gobiernos de turno en Venezuela no les importa mucho la gente ni la suerte de sus ciudadanos. Por eso hemos visto en los últimos 26 años cómo el sector público al tener en sus manos a Pdvsa y por ende el control del 80% de los dólares que produce la economía del país, decidió empobrecernos sistemáticamente devaluando la moneda de manera reiterada para financiar su déficit fiscal.

En todos los países civilizados y realmente democráticos del mundo, los Estados viven de la riqueza que producen sus ciudadanos, a través del cobro de tributos. Por esta vía, la población, al sufragar con su esfuerzo los gastos de funcionamiento del aparato estatal, puede ejercer un control sobre el desempeño de sus gobernantes. Pero cuando el Estado no depende de sus ciudadanos y los gobiernos son los propietarios de la riqueza de la nación se desarrolla una suerte de autonomía funcional respecto de la sociedad. En esta circunstancia, tarde o temprano este Estado y sus gobiernos se convierten en un azote para los ciudadanos y para la sociedad. Aparece aquí el flagelo de la corrupción como consecuencia del manejo poco trasparente de los recursos y de los ingresos de que disponen los gobiernos de turno.

En condiciones como las anteriores, las prácticas ilícitas y corruptas que pueden producirse en cualquier parte del mundo no constituyen hechos aislados sino que conforman todo un entramado funcional y orgánico a través del cual se realizan las transacciones económicas en un determinado país por lo que sin la corrupción no funciona nada. No se trata de la corrupción dentro del sistema, sino que la corrupción es el sistema. De esta forma el fenómeno de los ilícitos administrativos, el peculado y el poder para adjudicar discrecionalmente privilegios financieros y comerciales a grupos influyentes y de presión, se convierte en una característica sistémica inherente a los Petro-Estados.

Estas prácticas son altamente empobrecedoras, ya que la corrupción como sistema encarece tremendamente los costos de transacción en las operaciones económicas y hace que los agentes productivos generen ineficiencias y pierdan capacidad competitiva, lo que al final pagan los consumidores al adquirir productos costosos y de baja calidad.

Por eso, cualquier reforma política, económica e institucional que se quiera echar adelante en Venezuela, debe quitarle el control de los ingresos petroleros al Estado venezolano y procurar que la riqueza que produce el negocio de los hidrocarburos llegue directamente a la sociedad y a sus ciudadanos, sus legítimos dueños. Esa es la verdadera revolución que hay que hacer en nuestro país. Convertir a Venezuela en un país de propietarios y beneficiarios directos de nuestra industria petrolera, es decir, un Estado propio.

"PROPIEDAD Y POSESIÓN A LOS CIUDADANOS QUE LAS PIDAN"



Ya desde 1829 el Libertador Simón Bolívar, en un decreto fechado en octubre de ese año, consagraba que "conforme a las leyes, las minas de cualquiera clase corresponden a la República, cuyo gobierno las concede en propiedad y posesión a los ciudadanos que las pidan, bajo las condiciones expresadas en las leyes y ordenanzas de minas...".

Este decreto del Padre de la Patria tiene una clara influencia proveniente de las ideas de la ilustración y de los enciclopedistas franceses de finales del Siglo XVIII. La riqueza del subsuelo, es decir las minas, según lo consagraba el derecho hispánico fundamentado en los códigos monárquicos de la casa real de los Habsburgo, era propiedad del soberano, pero en la monarquía el soberano es el Rey o el Monarca.

La revolución francesa modifica estos derechos nobiliarios y erradica los privilegios patrimoniales, tanto de la monarquía y el clero.

Bolívar hace suyo el ideario de la revolución francesa y aun cuando mantiene el principio derivado del derecho hispánico según el cual la riqueza del subsuelo pertenece al soberano, no obstante, en la República el soberano es el pueblo y no el Rey. Por eso, cuando el Libertador dice en su decreto de Quito que las minas corresponden a la República, se refiere a que pertenecen legítimamente al pueblo. Por eso, a renglón seguido, Bolívar indica en el referido texto que el gobierno de esa República deberá entregar las minas en propiedad y posesión a los ciudadanos que las pidan, ya que la riqueza del subsuelo es del dominio público y no de ninguna clase o casta privilegiada, ya sea nobiliaria, política o corporativa.



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viernes, mayo 27, 2005

Socialismo del siglo XXI (II). Adoctrinamiento y vacío: el marco político de la "unidad de la oposición"


En el artículo anterior vimos las principales exigencias ("reivindicaciones") del socialismo de los siglos XIX y XX ya convertidas en leyes, hace tiempo. Desafortunadamente: los daños producidos son horrorosos, aunque las izquierdas no quieren admitir sus verdaderas causas. Y para tender un manto de encubrimiento y confusión sobre ellas, el socialismo del siglo XXI consiste casi exclusivamente en lavado de cerebro masivo, en torno a viejas y nuevas utopías revolucionarias, a cada cual más destructiva.

El contexto internacional de hoy



Cierta oposición no quiere oír que Chávez lideriza la más reciente ola de gobiernos izquierdistas en América Latina: los socialismos del siglo XXI. Gobiernos que no son distintos ni mejores (o "menos peores") que Chávez; sólo tienen menos poder en sus respectivos países, y por esa sola razón deben ir con menos ímpetu y énfasis.

Ese aluvión de izquierdas tampoco es producto de las dádivas del Gobierno venezolano en el exterior. Al igual que el chavismo -todos proceden de la misma matriz- su auge es consecuencia, efecto y resultado del tremendo fracaso continental de las llamadas reformas de los '90, de inspiración "neo" (seudo) liberal, pésimo sustituto de las auténticas reformas necesarias. No abundaré en este punto -que la oposición no quiere recordar ni mencionar-; Álvaro Vargas Llosa, José Luis Tapia, Ricardo Valenzuela, Gilberto Hurtado, John Cobin, Andrés Mejía y otros liberales verdaderos ya hemos escrito bastante.

Y la ola de izquierdas va mucho más allá de América latina. Recorre todo el Tercer Mundo, y llega hasta la Unión Europea, el "sistema de la ONU". Y los círculos llamados radicales y liberales ("progresistas") en EEUU. Con modalidades, temas, agendas y expresiones no demasiado diferentes. Y causas tampoco muy distintas. Las experiencias de Rusia y países ex comunistas de Europa del Este p. ej., son muy similares a las de América latina: a fines de los '90, los últimos reformistas "yeltsinianos" quedaron atrapados y entrampados en las ambigüedades, contradicciones y vacilaciones propias de la vía media (o "tercera vía") apremiada por el Consenso de Washington y el FMI-BM. Como consecuencia, la gente se puso insatisfecha y descontenta, respondona y protestataria otra vez. Y entonces, otra vez retornaron los bolcheviques, con nuevos métodos y nuevos discursos, nuevos bríos y nuevos disfraces.

La Cuarta República le allanó el camino a la Quinta



Catequistas y misioneros de la Quinta trabajan sobre un terreno previamente abonado por 40 años de "preacondicionamiento" en la Cuarta. En aquella época:

  • AD y Copei se encargaron de "poner al día" a Venezuela con la
    legislación socialista. Y de inculcar la que el gran economista austríaco
    Ludwig von Mises llamó la mentalidad anticapitalista.
  • Y la izquierda neta, entonces en la oposición, utilizó sus importantes
    cuotas de poder -en los medios, la educación, el arte popular y la
    cultura-, para inculcar el socialismo.




Lo nuevo (relativamente) del socialismo del siglo XXI es el mezclote ideológico ecofemindigenista y globalofóbico; el beligerante y belicoso militarismo como respuesta a la política de guerra permanente del Gobierno de EEUU; el culto a la pobreza plenamente asumido; y la religiosidad. Todo lo que es ahora la política "correcta". Porque lo demás -colectivismo, anticapitalismo, antiindividualismo-, ya estaba.



Y en cuanto a libreto metodológico, lo que Vladimir Ulianov (Lenin) fue al socialismo del siglo pasado, es Antonio Gramsci al del presente.



No hay oposición en Venezuela, hay antichavismo





En su mayoría, dirigencias y bases abrazan todavía el socialismo democrático del
siglo XX, especialmente en sus versiones entonces "políticamente correctas" (post Mayo del '68), cubiertas con los escudos de la "sociedad civil" (concepto gramsciano), "participación", derechos humanos en la versión estatista, etc.; estandartes todos plena y fácilmente digeribles por el chavismo.



Por ello, en lo ideológico el antichavismo se hace difícilmente distinguible del chavismo, perdiendo cada vez más identidad, apelación, atractivo y poder de convocatoria, sobre todo entre los indiferentes. Impresiona lo descolorido, pobre, repetitivo y aburrido de las letanías antichavistas que transmiten los medios y periodistas de ese bando: no cesan en la pura queja, matizada con detalles anecdóticos y personales. Sin mostrar alternativa positiva (y hoy la mera crítica "negativa" se considera pecado), y que además se vea claramente distinta y opuesta.



Aunque si hubiese otro discurso armado y pronto, los medios difícilmente le dejarían filtrarse. Algo curioso ocurre con los actuales periodistas graduados: cuando eran estudiantes, en la Cuarta República, sus profesores marxistas les metieron bien a fondo en la cabeza que "la objetividad es imposible". Ahora son profesionales en ejercicio, en su mayoría en la oposición, y no objetivos. Pero sus ex docentes, en su mayoría en el Gobierno, ¡les reclaman objetividad!



El segmento de los indiferentes





Mientras la oposición insista en el cambio de jefes y elencos y no de sistema, cava su propia fosa. Porque para este sistema, ¡el mejor hombre es Chávez! Sin duda: el más intransigente y resentido, el más decidido e imaginativo, luce políticamente como el más incansable y combativo, y esgrimiendo el verbo más encendido y peleador. La oposición no advierte que si Chávez se "modera", sobre todo en el discurso, como ella quiere, pierde su apoyo y base de sustentación.



Chávez además es el único actor político que maneja un "relato", una narración descriptiva y explicativa del pasado, presente y por venir: colonialismo, explotación, latifundio, exclusión social, imperialismo, desarrollo sustentable y endógeno, proceso revolucionario, Jesucristo, Bolívar y el Che Guevara, socialismo, los niños, burocratismo, etc. Son descripciones y explicaciones en parte contradictorias y falsas, hechas de mucho material proveído por o durante la Cuarta República; pero mientras no se brindan públicamente otras, son las únicas disponibles al efecto.



Los indiferentes lo son a la política: gentes desinformadas y desinteresadas en esa actividad -desde siempre o más recientemente-, que se distribuyen más o menos uniformemente en todos los estratos socioeconómicos y etarios. Muchos tal vez votaron por Chávez al principio, y luego se desilusionaron y desencantaron.



Dado que el relato chavista es único, los indiferentes son fácil presa; aunque por ahora en su mayoría se sustraen al adoctrinamiento. Sin embargo en esa dirección se encaminan, poco a poco y en pequeños grupos, atraídos por las promesas de oportunidades de empleos, contratos o subcontratos, viviendas, becas, cooperativas, créditos, etc. Buscan alivio a su agobiante condición económica; pero también a su penosa situación sicológica: el frustrante sentimiento de verse aislados y fuera del esperanzado entusiasmo que irradia la corriente ganadora.



Vacío: el trasfondo del cuadro





A lo largo del siglo XX, Venezuela transitó el camino del socialismo, que Friedrich von Hayek (discípulo de Mises) llamó "a la servidumbre" allá en los '40, desde el título mismo de un libro profético. Todas las clases sociales venezolanas, y todas las dirigencias, altas, intermedias y de base -unas más, otras menos- fueron imbuidas del socialismo educativo, económico, político y sicológico. (Ahora simplemente se agrega el socialismo militar y religioso.) Nadie pudo escuchar "la otra campana". Nadie conoce otro relato.



En consecuencia, no hay otras corrientes políticas o de pensamiento en Venezuela que no sean de izquierda, más dura o más blanda, más vieja o más nueva. Existe un inmenso vacío en los espectros ideológico y político de la sociedad.



El socialismo tiene una lógica progresiva y de radicalización cada vez más acentuada: después de fracasar las versiones blandas, les llega siempre el turno a otras más duras, con dosis más fuertes de la misma medicina. A su vez también fracasan, y llegan nuevas tropas frescas al relevo, con "remedios" aún más radicales. Sin expresiones netamente liberales capaces de enfrentarles, las naciones siguen el camino de la servidumbre que les marcan las izquierdas una tras otra, senda que Hayek caracterizó como de cuesta abajo. Porque la corriente te lleva. El socialismo es la corriente; y como las socialistas son las ideas-ambiente, tú ni te das cuenta que estás dentro, como parte del problema y no de la solución.



Por eso apuntó el justamente célebre Cardenal inglés John Henry Newman en su autobiografía de 1864: "Crecer implica haber cambiado. Sólo los peces muertos nadan a favor de la corriente". Esto escribió un sacerdote que cambió del protestantismo al catolicismo. (Por cierto, Newman también entabló una sonada polémica con el Pbro. Charles Kingsley.)



¿Mediocres o peligrosos?





Otro cura católico, francés, escritor, director de cine y monje dominico (como Tomás de Aquino) escribió un libro estupendo a favor del capitalismo liberal. Se titula: "¿El capitalismo? ¡Pero si es la vida!" Es Raymond-Leopold Bruckberger, y la edición francesa de su libro es de Plon, 1983.



Bruckberger reproduce un exquisito diálogo de su paisano el escritor Georges Bernanos -también de derecha aunque no liberal-, tomado de "Los grandes cementerios bajo la luna". La de Bernanos es una obra de 1938, pero el diálogo sirve para explicar la aplastante victoria de Francois Mitterand en 1981: el triunfo de los peligrosos (la izquierda) sobre una derecha muy pobremente representada, mediocre. (Por cierto, ¿tú creías que todos los intelectuales y artistas eran de izquierda, ¿sí? Pues, no, sólo que a los de derecha nos aplastan ...)



A mí me parece que el diálogo tal vez le cabe a Venezuela también:



- ¿Cuál es la doctrina de Ustedes, la derecha?



- No tenemos doctrina. "Contra lo peor" es el grito que nos une.



- Pero entonces Ustedes son muy mediocres ...



- ...Y también la izquierda; ¡pero no dude que además es muy peligrosa!



- Ustedes oponen lo mediocre a lo peor, como me imaginaba. Pues sepan que la Francia preferirá mil veces lo peor y más peligroso a lo mediocre, porque al menos con lo primero hay la posibilidad y el riesgo de cambiar; y con lo mediocre, jamás.



Comenta Bruckheimer que Bernanos no ignoraba que el cambio puede ser para peor o para mejor; sólo está explicando la psicología de las masas.



Moderados y extremistas





Cuando las masas oyen de la dicotomía entre capitalismo y socialismo, y que en ambos bandos hay supuestos moderados y extremistas, ellas pueden seguir una lógica muy simple, pero muy realista también, dentro de sus premisas:



¿El capitalismo es bueno o es malo ...? Si es malo, tan malo como dicen, entonces no queremos nada. ¿Por qué habríamos de querer algo malo, siquiera moderado? Nada de nada. ¿Y el socialismo es bueno o es malo? Si es bueno, tan bueno como dicen, entonces lo queremos todo y entero. ¿Por qué moderado?



Así es como una vez agotadas las posiciones intermedias, las masas llegan fácil y prontamente al extremo. Cosa que no comprenden los políticos profesionales, cuya necesidad de negociar les inclina al centro y a las medias tintas, como por ley de gravedad.



La unidad de la oposición





Harto difícil por las diferencias personales y de ambiciones, muy lejos de perjudicar a Chávez, le favorece ampliamente. Porque aún en el supuesto de alcanzarse, lo más que logra es:




  1. Reducir (a dos) las opciones disponibles a los indiferentes, ambas muy
    parecidas en el fondo, lo cual les inclina peligrosamente por la ganadora.
  2. y arrimar todos los bolos del conjunto opositor, y tenerlos ahí bien
    arracimados en un solo y único montón, para que Chávez le dispare una sola
    bola y lo desbarate.


¡Eso es otro tiro al piso para el Comandante!

Dos o tres o cuatro corrientes de oposición en cambio, obligarían al chavismo a manejar diversas estrategias y discursos en planos paralelos, como quien dispara varias bolas a diversos blancos, ajustando los tiros a los distintos puntos. Es obvio que esta política es mucho más sofisticada, exigente, costosa y de resultados más improbables que la anterior. No tan segura.



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domingo, mayo 22, 2005

Respecto a PDVSA mienten todos, los estatistas de ayer y los que hoy se chupan la naranja



Por estos días dos campañas sacuden a PDVSA.

Ambas mediáticas principalmente aunque se combate en otros campos porque el petróleo es vital y en materia de zancadillas nada está descartado.

La primera campaña es conocida y aburrida por lo repetitivo de la temática utilizada.

De hecho los personajes principales llevan más de tres años alertando lo que por fortuna no llega a ocurrir: Que pronto PDVSA no va a producir un solo barril de petròleo.

Ojalá y no nos ocurra como a los aldeanos del cuento de Pedro y el lobo.

Pero volviendo al caso que nos atañe digo que quienes maniobran tras de bastidores usan como voceros de esta campaña a políticos de la Cuarta que en el pasado estuvieron al frente de la petrolera estatal como por ejemplo los doctores Calderón Berti, Giusti o Toro Hardy.

¿Que dicen estas vacas sagradas?

Nada que no se haya escuchado en tiempos pasados porque el discurso de los “expertos” no va más allá de repetir lo que decían antes de la nacionalización de 1976 los musíues cuando “alertaban” que solo ellos podían manejar el negocio petrolero y que en manos de criollitos pronto Venezuela dejaría de exportar crudo.

La realidad lleva casi tres años desmintiendo lo que no pasaba de balandronada.

Pero, como el tiempo pasa y algunas cosas cambian, en el 2005 el papel de gringos, holandeses e ingleses se lo apropian estos “expertos” que mienten al decir que solo ellos pueden manejar una industria que lleva más de cien años operando en el planeta y que a pesar de su importancia no es tan complicada como digamos poner un hombre en Marte.

¡Vaya actitud petulante la de esta gente!

Sobre todo si uno analiza que en manos de estos expertos sucedieron en PDVSA cosas que ahora aparentemente les causan gran bochorno.

Admito sin embargo que existe una diferencia entre el antes y el ahora ya que cuando Calderon y Giusti las cosas se hacían con mayor disimulo y las televisoras no acostumbraban meter sus narices en el asunto.

Quienes se embarraban eran otros y no ponían la cómica.

Tampoco se veía el festival populista que propicia el Presidente de la República y los que “cogían” eran miembros de la clase media y no el pueblo llano. Esa es la verdad màs allà del ditirambo gerencial de "expertos" y "nostàlgicos" de otros tiempos.

Pero, clases de moral no nos va a dictar a los liberales el doctor Giusti, el doctor Calderón Berti o el doctor Toro Hardy.

No jilen, como dicen en Valencia.

¿Acaso estas vacas sagradas no le dieron la patada a la pobreza tras su paso por la industria estatal venezolana?

¿Acaso es normal que un ex Presidente de PDVSA salga de la compañía para engrosar la nómina de la competencia como sucedió con Giusti que se fue a la SHELL y Calderon Berti con los árabes para no hablar del caso de Toro Hardy que ya en el gobierno de C. A. Pérez I estuvo fugitivo por cinco años, hasta que su caso prescribió porque en ese entonces no había Ley de Salvaguarda, acusado de petroespia?

La otra campaña la adelanta el gobierno y consiste en denunciar a la CIA que pudiera estar involucrada en los saboteos, para achacarle a otros lo que a mi juicio es parte de un plan para traer las trasnacionales de vuelta pero al estilo chino y cubano.

Si usted añade a la acción de la CIA la desmotivación y el miedo paralizante que envuelve a los empleados de la “nueva” PDVSA, tendrá como resultado que a la vuelta de dos años –después que Hugo Chávez gane las elecciones del 2006- si habrá caído la producción venezolana y entonces estarán de vuelta las trasnacionales, listas para engullirse el negocio, previo pago de jugosas comisiones porque estamos donde estamos y eso no les disgusta ni a los militares ni a los pepetos, ustedes me entienden.

De vuelta como contratistas protegidas de la competencia y de los sindicatos... a cambio de apoyar al gobierno, como en La China y en Cuba.

Por eso los liberales no queremos que el Estado se meta a empresario y preferimos la privatización popular de PDVSA.



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miércoles, mayo 18, 2005

Reservas de dólares y petróleo son del pueblo


Es estúpido dejar las decisiones sobre economía a aquellos que no pagarán precio alguno por equivocarse.

Thomas Sowell


El problema verdadero es que los dólares de las reservas no pertenecen ni al Banco Central... ni al Ejecutivo de turno. Pertenecen a los propietarios de los bolívares que esas reservas supuestamente respaldan. En las reservas del Banco central deben ser “pagaderos al portador en las oficinas del Banco” los bolívares como está impreso en todos y cada uno de los billetes.

Una parte del problema es que dicha propiedad individual de las reservas fue incautada completamente por un control de cambios que durará tantos años como dure la revolución... con lo que posiblemente durará, al menos, los que duró el más largo de la adecocracia; empezado por Herrera, disfrutado ampliamente por Lusinchi y concluido finalmente por Pérez II.

Entendamos que esos dólares que se denominan reservas fueron entregados por el Ejecutivo a cambio de bolívares que el Ejecutivo usa. Y que no se debe jugar al cuento del “con real y medio” con el real y medio ajeno. Las reservas son de cada ciudadano que es dueño de los bolívares que respaldan. Aunque el Banco Central, por orden del gobierno se niegue a entregárselos. Y el Congreso decrete leyes penales cambiarias. Porque el que lo haga el poder... y lo haga Ley. No significa que sea justo. Los dólares de las reservas pertenecen... en justicia y verdad. A los dueños de los bolívares. Ni más ni menos.

Si nos devolvieran el derecho de reclamar legalmente lo que nos pertenece. Acabando con el control de cambios... el otro asunto sería: ¿A cuanto nos toca?...

Si la liquidez está en el orden de los 58 billones de bolívares. Y las reservas andan por los 27 mil millones de dólares. El presidente parecería tener razón cuando habla de reservas "excedentarias". Y sin duda su proyecto de un usar los recursos de la regalía petrolera en un “fondo social”, separando esos fondos de “la unidad del tesoro”, es algo perfectamente constitucional. Malo será que tal mandato constitucional se implemente por vías estatistas, burocráticas, clientelares, así como previsiblemente corruptas y discriminatorias... además de servir de excusa para un manejo que con nuestras actuales instituciones monetarias tiene un enorme riesgo inflacionista... también es cierto. Y volveré sobre eso al final del artículo. Tanto para indicar las instituciones monetarias liberales que evitarían tales riesgos, como para mencionar la solución liberal de Petróleo Para el Pueblo de verdad... ¡verdad!. Pero en el asunto de las reservas en las instituciones actuales, la verdad es que, como no son ni del Central ni del Ejecutivo... Y la magnitud de reservas y liquidez están claras. O bien el tipo de cambio debería revaluarse al orden de los 1800 bolívares por dólar. Eso es definir el tipo de cambio en función de la propiedad que el “valido al portador en las oficinas del Banco” promete al tenedor del bolívar. O con el actual tipo de cambio oficial debería estar la liquidez en el orden de los los 58 billones de bolívares. Definiendo el tipo de cambio en función de meter la mano en los bolsillos de la población y pasar lo que se encuentra ahí... a los del gobierno de turno.

Es lo mismo que el gobierno reciba más bolívares por los mismos dólares... al que entregue menos dólares por los mismos bolívares. La única diferencia sería que la gente recibiera más dólares por sus mismos bolívares... y para eso tendría que empezar por poder recibirlos realmente.

Emitir más bolívares en una economía que no está en capacidad de producir mayor cantidad de bienes y servicios (por estar sobreregulada y empobrecida por décadas de estatismos socialistas varios) significaría aumentar los precios... mucho más de lo que ya están aumentando. Porque como todos sabemos, los índices de inflación del BCV, con sus diferentes IPC, nos hablan de cifras de un digito mensual. Pero cosas como el cafecito de la panadería, suben 60% en tres meses... Y me limito en un ejemplo al azar. Pero cualquier economista entiende las razones por las que esas estadísticas están siempre tan lejanas del día a día de los precios que al ciudadano común le importan. El punto es que la inflación que afecta el bolsillo de la población es alta... más de lo que reflejan las cifras promedio. Y que si se emitieran más bolívares, en función de su respaldo en unas reservas confiscadas sería más alta aún.

He dicho que lo otro sería revaluar. Es decir... abaratar significativamente los productos importados. Como el pollo brasileño que se vende en los Mercal. Pero también la materia prima importada. Al tiempo que se reduce un poquito la inflación interna. Dirán que la reevaluación es una transferencia de recursos de los exportadores hacia los consumidores de productos importados.

¿Qué importa? Aquí lo que se exporta es petróleo. Y transferir recursos del petróleo al pueblo abaratando la comida de la mesa de los asalariados. Es muy bueno. De poco sirve en cambio encarecer la comida para que el hambre del pueblo financie las “exportaciones no tradicionales”... o la “economía endógena”.

La otra cara de la moneda es el asunto de competencia. Porque si los pollos revolucionarios del Brasil contienen menos agua, menos vísceras, y tiene mayor peso real que los nacionales. Sean los nacionales producto de la cuartarrepublicana “sustitución de importaciones”... O endógenos y revolucionarios clones de la ineficiencia de sus antepasados adecocráticos. El problema termina siempre en que es injusto financiar la ineficiencia local encareciendo la comida en la mesa de los pobres... y en la de los ricos.

Para que la gente se sacrifique con gusto. Y acepte comer pollos endógenos el día que se le pida. Aunque tengan más agua, vísceras... y sean más caros. Es que el proyecto revolucionario en la educación se fundamenta en combatir el individualismo, la competencia, y el consumismo, e inculcar los valores contrarios, como ha explicado claramente el ministro Izturiz. Uno se pregunta si lo que se va a promover será entonces ¿El colectivismo, la incompetencia y el ascetismo? Y se da cuenta que sí. Que esos valores promoverá la educación. Nada nuevo. Ya los promovía desde hace décadas. La cosa es que ahora se quiere que los promueva... más al fondo.

Así las cosas. El problema termina en donde empezó. Los dólares de las reservas son de la gente que es dueña de los bolívares. No del Banco Central, ni del Ejecutivo. Con lo que para comenzar a solucionar seriamente los problemas monetarios se requiere algo totalmente diferente:

En el orden monetario y financiero:

  1. Derogación del control de cambio y el curso legal para la plena libertad monetaria y cambiaria indispensables para la protección del valor de los ahorros de los ciudadanos.

  2. Diversificación de las reservas que respalden la emisión monetaria y garantía permanente de rescate de la moneda emitida, en las reservas existentes, incluidas las metálicas, a las tasas fijadas en la emisión.

  3. Derogación de privilegios jurídicos y regulaciones especiales de la banca, y adecuación plena de su operación a la igualdad ante la ley común para desarrollar un mercado financiero no inflacionario.



Como resultado, es esperable una tendencia general hacia la deflación -lo opuesto a inflación-; que es lo que les pasa a los precios, la mayor parte del tiempo, (si no se admiten interferencias estatales sobre el mercado financiero con objetivos de incidir sobre los niveles generales de precios) una vez cesado el empleo de la inflación para financiar los Gobiernos; con flexibilidad laboral, y los empresarios compitiendo por la mano de obra, ofertando mejores salarios reales y condiciones de trabajo, pero conforme a su productividad y no a las leyes y decretos arbitrarios. Y sería más que posible, con las magnitudes actuales de reservas y liquidez, una revaluación al tipo aún menor de 1.800 bolívares por dólar.



El otro asunto. El del muy constitucional uso de la regalía para lo que la Constitución manda. Que sólo debería ser directamente en dólares si estos van directamente a la gente... tiene una solución diferente de crear otro fondo burocrático más... Podemos privatizar la regalía... en el actual marco legal incluso. Pero sólo en los términos que la Constitución establece. Y establece que ha de ser para “ la inversión real productiva, la salud, y la educación”. Lo que haremos los liberales es recoger firmas para presentar como iniciativa popular un proyecto de ley con los siguientes objetivos:

  1. Transferir directamente para cada venezolano. Desde que cumpla la mayoría de edad, hasta su edad de retiro. En una cuenta individual, de su libre elección, que puede ser un fideicomiso bancario, de seguro, o de otro tipo. Su cuota parte de ese ingreso patrimonial del subsuelo.


  2. Que el 50% de los fondos transferidos a cada cuenta, se acumulen, junto con su rendimiento, capitalizándose individualmente, hasta la edad de retiro. Y luego sean entregados para que el titular decida como los ha de invertir para disponer de una pensión digna.


  3. Que el otro 50% dividido en partes iguales, esté disponible para cada titular, en cupones (análogos de los conocidos “cestatikets”) para ser usados exclusivamente en gastos de salud y educación. Y que tales cupones sean emitidos por las mismas instituciones en que el ciudadano mantenga su cuenta. Que los valores en las cuentas individuales, que respaldan dichos cupones, sean acumulativos, junto con su rendimiento, por los valores que no se gasten. Y se puedan destinar tanto para sistemas de salud pre-pagada, como al pago de seguros, o de servicios directos. Según cada cual, individual y voluntariamente, lo considere prudente.



Se trata de privatizar la renta, no la propiedad del subsuelo... la renta del subsuelo. Y si alguien desea llamar eso “democratizar” porque cada ciudadano, desde el más rico, hasta el más pobre, recibirá su parte igual en todo, y decidirá, él y sólo él, donde y como colocarla. Que lo llame como desee. Pero no se trata de crear ninguna nueva institución gubernamental, ni nada que se le parezca. Se trata de pasar, directamente, una renta que actualmente administra el Estado, a cada ciudadano, para que cada ciudadano la administre personalmente. Y se reconoce que sólo lo podrá hacer para lo que la Constitución le permite. No para otra cosa.

Así que no apoyaremos un falso cambio, como sería el pasar de lo que el Estado actualmente administra, de una forma, para que el mismo Estado, lo administre de otra forma. Si ha de ser petróleo para el pueblo, no puede ser petróleo para el Estado. Para darle poder al pueblo, hay que quitárselo a quien lo tiene, y quien tuvo antes, y tiene ahora, todo el poder real en Venezuela, es el Estado. Quitárselo es el principio... y sólo el principio.



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jueves, mayo 05, 2005

Encuentro cercano con el Papa



Al Papa recién nombrado lo conocí por casualidad en el invierno boreal de 1983.

Volaba a Suiza desde Milano y una manifestación de ecologistas mantenía sitiado el aeropuerto de esa ciudad.

El blanco de la protesta era la industria de las pieles y los manifestantes pintarrajeaban y cortaban con navajas cuanto abrigo ajeno se les atravesaba por delante cuando no agredían a las damas que se acercaban al terminal aéreo portando “pelliccias”.

En ese entonces acababa de asistir a un Congreso sobre problemas de la juventud y me habían invitado a otro Coloquio que sobre el mismo tema tendría lugar en la ciudad de Lugano.

Como tenía poco tiempo para llegar a la inauguración y como ya tenía en mi poder un pasaje aéreo decidí enfrentar la turbamulta y a punta de empujones y codazos logré atravesar varios cordones de manifestantes y policías hasta llegar a la antesala del vuelo.

Esperando abordar el avión solo había cuatro personas, vistas las circunstancias casi se podría decir que cuatro orates y conmigo cinco que nos habíamos atrevido a enfrentar la ira de los seguidores de Greenpeace que se empeñaban en impedirnos la libre circulación, en este caso por medio aéreo.

Entre los otros compañeros de vuelo se destacaba un señor que por la vestimenta parecía ser dignatario de la Iglesia a quien lo acompañaba un joven seminarista.

Siempre he pecado de metiche, como dicen en México, y apenas acomodado para una espera que duró casi tres horas antes de salir de Italia, lo primero que hice fue buscarle conversación al eclesiástico quien en la lengua de Dante y con tono cantarín me contestó las buenas tardes con: “Usted ve joven, lo que pasa allá afuera”.

Si, eminencia, son los ecologistas”, le respondí a lo cual Monseñor me corrigió inmediatamente.

“No, usted se equivoca joven, esos manifestantes son paganos además de ecologistas”.

Con quien este escribano conversaba por casualidad era un tal Joseph Cardenal Ratzinger, quien con el tiempo terminaría siendo Benedicto XVI, el Papa.

Monseñor Ratzinger enseguida me explicó su punto de vista aderezando la conversación con datos históricos que revelaron un interlocutor sumamente culto, así dijo que los ecologistas son los paganos modernos ya que según advirtió Monseñor Ratzinger, adoran dioses paganos como la ballena, la foca, la zorra y el araguaney si fuese el caso.

Monseñor recordó en su amena conversación que para los cristianos católicos solo el hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios y que solo al hombre se le puso a disposición los recursos naturales del planeta para que hiciera uso de ellos, punto.

Desde aquel encuentro del cual heredé una tarjeta de presentación del futuro Papa, quedó claro que Ratzinger es un religioso de ideas firmes lo cual presiento que en estos tiempos de confusión lo hará impopular con ciertos medios de comunicación politizados y con ciertos periodistas que predican el relativismo moral desde sus espacios en la radio y la TV.

Esta tendencia aflora cuando los comunicadores de la BBC y de CNN horas antes de la elección del nuevo Papa enfocaron sus análisis a explicar las supuestas razones por las que Joseph Ratzinger no saldría favorecido por sus colegas del Cónclave.

Se equivocaron pero no por ello desistirán en sus propósitos.

En Venezuela siguiendo la moda que apenas comienza en el extranjero, desde algunos medios politizados le tiran por mampuesto al nuevo Papa aduciendo su conservaturismo como un defecto –eso esta por verse porque si a ver vamos la señora Thatcher también era una conservadora y sin embargo logró sacar al reino Unido del marasmo en que los laboristas habían metido a ese país luego de décadas de gobiernos populistas-.

En las columnas de opinión que pretenden sustituir a los partidos como conductores de la sociedad se preparan locutoras y periodistas en Venezuela para la escalada contra el nuevo Papa.

Buena muestra de ello es el artículo aparecido en El Nacional, firmado por Héctor Abad Faciolince el 24/04/05, en el que desde el título “A la diestra de la diestra”, hasta el último párrafo, el autor dedica su análisis a exponer las razones por las que en su concepto Benedicto XVI será un Papa fracasado, salpicando el artículo con el consabido reclamo a Ratzinger debido al corto paso del Papa por las Juventudes Hitlerianas y su breve reclutamiento en el ejército alemán a finales de la Segunda Guerra.

También el autor especula sobre el peso que tendrá en las futuras relaciones de la Iglesia la oposición de Ratzinger al matrimonio entre homosexuales que por cierto acaban de aprobar en las Cortes españolas dando oportunidad para que Rodríguez Zapatero rete por adelantado a Benedicto XVI sacando a colación que “el Papa debe respetar esta decisión soberana”.

EL RELATIVISMO MORAL AL ATAQUE



Todo esto son síntomas que revelan el malestar de algunos comunicadores quienes llevan años tratando de lavarle el cerebro a las masas ignorantes con un guión según el cual los líderes religiosos deben ser simples repetidores del programa político que en Norteamérica se conoce como la “Política Correcta”; valga decir el ideario de la nueva izquierda estatista y relativista en lo moral y que actúa en contraposición al dogmatismo de personas como el Papa Benedicto XVI.

Para quienes por primera vez escuchan el término “relativista moral” trataré de explicarlo sin pretender dar clases de filosofía lo cual, además de aburrido, en mi caso sería un atrevimiento porque para eso no estoy preparado.

Bueno, digamos que en el mundo contemporáneo la caída de los viejos partidos ideológicos ha dado pie para que desde los medios algunos periodistas de ideología estatista intenten colonizar a la gente a punta del lavado cerebral que significa repetir a diario las mismas bolserías sin dejar que nadie las pueda contrastar porque los que exigen democracia tras los micrófonos de la radio y la TV, jamás tolerarán los procedimientos de la democracia en sus propios programas “de opinión”.

Opinión sesgada y sin derecho a réplica diría yo.

Pero hablaba de “Relativismo”.

Bien el Relativismo supone que “nadie es dueño de la verdad” lo cual es cierto si por “dueño” se entiende propietario, pero de allí deducen los relativistas en lo moral, que no hay verdades absolutas y que “todo el mundo” puede actuar como le venga en gana porque “cada quien es dueño de su verdad” y no hay verdades absolutas.

Por supuesto que eso no exime a estos propaladores de bolserías el correspondiente reclamo en caso de que a alguno de sus estupidizados seguidores le de por convertirse en caníbal y engullirse al comunicador o a la locutora.

Lo cierto es que si hay verdades absolutas como que dos y dos son cuatro y no tres o cinco.

Lo cual no significa que para cada evento de la vida sólo exista una posible solución.

Usted de hecho se puede vestirse de una manera u de otra o ir al cine o quedarse en la casa porque en eso no hay “verdades absolutas” ya que se trata de asuntos que solo le incumben a los individuos y solo los individuos los resuelven, a su manera, claro está. intereses son intereses y verdades son verdades, punto.

Este relativismo moral es el vicio conceptual que ha permitido relajar la civilización que desde el Renacimiento italiano se viene desarrollando en Occidente.

Es el menjurje que pretendió gobernar usando como ariete la mezcolanza en que terminó la CD lugar donde convivieron –sobre todo en el llamado Comité Político- estatistas de diferentes pelajes, con ladrones de varios gobiernos, oportunistas y hasta gente buena a la que nadie le pudo advertir acerca de lo inútil que era semejante esfuerzo.

Es unir opuestos sin tratar de convencer a nadie porque en el fondo los relativistas morales no pretenden mejorar las condiciones de la humanidad. Buscan mejorar la de ellos mismos.

Frente a este “relativismo moral” obviamente se alza el "dogmatismo" del nuevo Papa quien ya ha dado señales acerca de la naturaleza estratégica de su reinado: Fortalecer la Iglesia desde el punto de vista religioso y mantener en lo posible a los curas fuera de la política, a los de ambos bandos como es el caso de Venezuela y por supuesto a los que escudan su activismo político tras los postulados de la teología de la Liberación.

Así las cosas. Aunque chillen los relativistas.



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miércoles, mayo 04, 2005

Si la izquierda ya fracasó... ¿Por qué nos está ganando?


El marxismo es un desastre probado. Y los marxistas lo saben. La historia elemental no es ningún secreto

Fred Reed


En Venezuela, la revolución neo-izquierdista dirigida por Presidente Chávez, no ha logrado sumar en sus adoctrinadas fuerzas más del 30% de la población. Pero ninguna fuerza política opositora establecida tiene un mensaje capaz de despertar esperanzas y unificar una fuerza aún mayor que aquella. Empeñados en creer. Contra toda evidencia. En la “capacidad técnica” de los que ni sumaron ni supieron contar votos y actas. Sólo para auto-convencerse de que los resultados del referéndum presidencial serían realmente los contrarios de los oficiales.

Ningún ser informado y racional negaría la posibilidad del presunto abultamiento grosero de un resultado real muy estrecho. Menos aún se podría negar, como posibilidad, que quienes presuntamente hicieran eso... Pudieran hacer lo otro... Llegado el momento. Pero eso está, por ahora, en el terreno de la especulación. Y eventualmente en el de la estrategia.



Lo otro es el problema de quien no cree que los derechos naturales individuales están por encima del voto mayoritario. Quien cree que mayoría puede hacer ley lo que le de la gana. Por encima de los derechos individuales. Lo único que debe temer es verse en minoría. Tanto lo temen que simplemente lo niegan contra toda evidencia.



Anclados en un discurso completamente desconectaddo de los problemas de la gente. Superados en su propio terreno por un mejor caudillo del socialismo neo-izquierdista. Que está gobernando. Nada nuevo tiene que decir ante los muchos fracasos de la revolución. Aún menos ante sus escasos e incompletos, pero muy notorios, éxitos. Son en Venezuela la mayoría de los opositores establecidos: partidos, ONG´s, medios e intelectuales... tan o más estatistas que la propia revolución.



Sólo los liberales vemos las causas reales del fracaso. Las causas de fondo. Y proponemos una salida completamente diferente. Que ataca los mismos problemas. Porque de la realidad de los problemas, es que obtiene su apoyo en neo-izquierdismo. Y eso únicamente se combate demostrando que hay mejores soluciones, y que son completamente opuestas de los paleo y neo-izquierdismos.



Los tontos útiles de la revolución... y la verdadera salida





Los liberales tenemos un camino a la prosperidad para todos... y cada uno. Eso es lo que hay que oponer a la revolución neo-izquierdista y su sistemática construcción de un neo-comunismo económico. Que ya parece tanto una nueva versión, aún más estatista, del sistema adeco-copeyano-convergente, de privilegios mercantilistas. Que hasta los pocos trotskistas que quedan lo están notando.



Pero en el “socialismo anti-chavista”. Desde los adecos hasta el anti-partidismo ñangaro de las ONG´s con más siglas que gente. Pasando por el negriamarillo partido de la indefinición perfecta... y las prácticas, vicios y resultados... de gobierno local... del más rancio estatismo criollo. Todos coinciden en repetir que hay que hacer. Más o menos lo mismo que la revolución. Y en pequeña escala de gobierno municipal o estadal así lo demuestran. Aunque desperdician muchísimo papel en decir que no es eso que dijeron o hicieron “en chiquito”. ¡Y luego dicen que son ecologistas!



La revolución no desperdicia papel. Regala en pocos días, un millón de copias del Quijote de manera notoria. Y más despacio. De manera casi subrepticia. Acumula mayor numero de panfletos repartidos de “otros autores” como Ernesto Guevara. Tenemos unos políticos opositores “establecidos” que actualmente no sigue ni el 11% de la población. Insistiendo en decir que representan una mayoría a la cual la revolución le robo un triunfo electoral. Aún si fuera cierto lo segundo. Y personalmente me temo que de abultar groseramente un estrecho resultado no pasa la presunción realista. Sería mentira lo primero.



Una “intelectual” revolucionaria dijo que: “la oposición venezolana no dispone de las categorías mentales para entender lo que está pasando con la revolución bolivariana”. Es una forma pretenciosa de llamar brutos a los políticos paleo-izquierdistas. Pero más aún a los “hacedores de opinión”, intelectuales y resto del ñangaraje que controla medios y academia. Y a los empresarios mercantilistas que los sostienen y aplauden. Coincido plenamente. La triste verdad fuera de las filas chavistas. Únicamente los liberales entendemos lo que pasó. Lo que está pasando. Porque pasó. Y porque está pasando.



Pero los liberales. Combatidos por todas las fuerzas estatistas y mercantilistas. Tanto las que gobiernan como las que aspiran a sustituirlas. Aún estamos ante los desafíos de nuestra propia unidad política. Unidad que se forjará desde la formación, la información y el activismo. Entre las victimas discriminadas de los estatismos de ayer y hoy... Y entre los jóvenes que sueñan con construir un país libre y prospero para todos. Unidad liberal libertaria que dejará en la cuneta todas las rémoras del mercantilismo de las que un superado “liberalismo académico” no fue capaz de deslastrarse.



¡Ironías de la vida! En algo se parece nuestra situación a la de los neo-izquierdistas que insurgieron entre una y dos décadas atrás. Construyendo esa nueva izquierda que ahora avanza incontenible por el mundo. Pero la diferencia crítica es que lo que ellos proponían. Y ahora practican. Fracasará en traer paz y prosperidad. Como fracasaron en eso sus predecesores. Lo que nosotros proponemos funciona. Funciona para todos. Pero funciona especialmente para quien hoy tiene menos. ¡Y no es poca la diferencia! Lo que proponemos es la verdadera salida de la crisis “estructural”. Salida que se alcanza al desmontar la estructura estatista empobrecedora. Transfiriendo el poder y las riquezas acumuladas en el Estado excedido, a la población discriminada y empobrecida.



¿Qué hacer?





Por ahora, los neo-izquierdistas nos están ganando porque son más. No sólo en Venezuela o Latinoamérica. En todo el occidente que no se encontraba bajo gobiernos comunistas. No diré que son la mayoría absoluta en lugar alguno. Pero si que son la más grande de las minorías en casi todo el mundo occidental. También hay que considerar que lo que tienen enfrente son fuerzas políticas... que en materia filosófica y doctrinaria... más que fuerzas son debilidades.



En neo-izquierdismo político no sólo avanza en Latinoamérica. Avanza en todo el mundo occidental. Sobre las ruinas del paleo-comunismo y la socialdemocracia moribundos. Pero también sobre los grande éxitos “culturales” de esas ideologías criminales. Culpables unos, cómplices y encubridores otros, del genocidio de más de 100 millones seres humanos.



La pregunta es ¿Cómo llegaron a ser más?. Una gran parte del problema está en la escuela pública occidental. Escuela de irracionalidad, relativismo, ignorancia, inmadurez... y ya más que de justificación... escuela de ensalzamiento de los peores vicios del alma humana.



Pero como hice el sacrificio de estudiar amplia y compresivamente el marxismo en sus fuentes. Discreparé de algunos “detalles” de quienes se empeñan tercamente en “descalificar” al neo-izquierdismo con categorías de pensamiento marxistas. Eso de que han picoteado y mezclado sin orden ni concierto. O que no tienen ideología clara. O que han abandonado el marxismo. No es más que la repetición sistemática, irracional, e intencional (y por ende fanática e inútil) de mentiras evidentes. No han picoteado nada. Menos aún han abandonado el marxismo.



Con categorías de pensamiento, y estrategia, marxistas es que piensan y actúan. (Y eso incluye no decir “soy socialista” . Si no cuando convenga, y nunca antes. O decir “no soy comunista” mientras convenga. O criticar toda experiencia comunista caída. Al tiempo que se defiende toda la que aún se sostenga) El neo-comunismo es, por ahora, la más poderosa, e internamente coherente, de las corrientes de la religión marxista, surgidas hasta la fecha. El neo-izquierdismo amplio. Inclusivo de cualquier fuerza anti-occidental. Es algo que han construido para transformar la caída de la URSS en SU éxito. Y lo están logrando a una escala global preocupante.



La cosa es que el Leninismo no es el único marxismo. Ese carro, el del leninismo, es lo que han abandonado por ahora. “Excepto los despistados” que no se suman al neo-izquierdismo. Pero, unos y otros, siguen siendo marxistas.



Para enfrentar esto. Hay que enfrentarlo en todos los terrenos. Desde lo político hasta la filosófico, pasando por el amplio concepto de lo cultural. También hay que enfrentarlo en el terreno de lo emocional. Y para eso... el liberalismo tiene que deslastrase de toda rémora estatista... en todos los campos. Una liberal sola no pierde el tiempo discutiendo con supuestos “aliados” tácticos. Enfrenta todos los serviles enemigos de la libertad. Y avanza. Todos los liberales unidos entre nosotros mismos. Sin perder tiempo con supuestos “aliados”. Avanzaremos mucho más. Y mucho más rápido. Ayer, las circunstancias no lo permitieron. Se impuso la extorsión de una falsa “unidad” que condujo al más tremendo de los fracasos. Hoy las circunstancias exigen la unidad de los que piensan parecido. Si los socialistas, comunistas, ecologistas, y demás serviles desean unirse. Lo racional sería que se unieran al MVR. Ya muchos lo intentan desesperadamente. Que no los dejan entrar seria otro asunto. Pero es asunto de ellos... Lo nuestro no son los problemas de los políticos. Ni de los que admiten serlo. Ni de los que se disfrazan de anti-políticos para vivir de la politiquería. Lo nuestro es construir una verdadera salida a los problemas que causa el estatismo de ayer y hoy. Un nuevo camino que nos conduzca rumbo a la prosperidad .



La piel de la serpiente





Me permitiré aquí una cita epistolar inédita. Parte de algo que escribió en un intercambio de correos. Guillermo Rodríguez G. Dirigente nacional del Movimiento Liberal Resistencia Civil. Es lo está entrecomillado:


  1. “El socialismo ha cambiado sistemáticamente de piel, desembarazándose fácilmente de sus pasadas derrotas, y principalmente de sus crímenes genocidas, porque ha logrado controlar el grueso del poder “cultural”. La docencia en todos los niveles, la industria del entretenimiento, y los medios, fueron el objetivo declarado de todos los socialismos. Desde el nacionalsocialismo alemán, hasta el marxismo soviético y la socialdemocracia norteamericana, todos los socialistas se han concentrado, por diferentes medios en controlar de forma autoritaria y excluyente esas fuentes del “poder cultural”. Es eso lo que les da espacio para fracasar mil veces, desembarazarse mil veces del fracaso, y empezar de nuevo a repartir el veneno de la misma serpiente con una nueva piel.”

  2. “Y en ese terreno, en el control del poder cultural, y por ello, en el de la opinión, que precede y acompaña a lo tradicionalmente llamado político, es donde el liberalismo del siglo XXI tendrá que dar la batalla final contra todas las izquierdas... en sus mismos términos.


El liberalismo es la fuerza conceptual, filosófica, ética y moral, en torno a la cual tenderá a agruparse una nueva derecha sin complejos. Y un liberalismo sin complejos... no rechazará sus aliados naturales. Ni buscará alianzas contra natura.

La toma del poder cultural, que precede la toma del poder político, para realizar la completa revolución de la historia es nuestro verdadero objetivo.”



El poder cultural





No es del todo justo decir que la izquierda fracasó. Porque fracasó en aquello que no es su verdadero objetivo. Sus objetivos no eran producir prosperidad para los desposeídos. Ni eliminar la dependencia de las materias primas. Ni ninguna de las cosas que proclamaban. Ni las viejas, ni las nuevas. Su objetivo es destruir la capacidad de las personas para comprender la realidad. Destruir la capacidad de creación de riqueza material de las sociedades. Destruir las bases morales de la civilización. Y gobernar mediante el miedo y la mentira sobre las ruinas... por los siglos de los siglos. Y si bien no ha sido completamente exitosa. No ha hecho más que avanzar, con leves reflujos tácticos, pero sin perder terreno en lo que le importa.



Y eso me conduce al que en las escuelas privadas se enseña la misma basura que en las públicas. No son menos izquierdistas los docentes de unas, que de otras. El control cultural es muy profundo. Academía, medios de comunicación, cine y televisión... Incluye incluso, en un grado muy importante, las Iglesias. Así que privatizar las escuelas y usar cupones para subsidiar la demanda en lugar de la oferta, es una muy buena idea, pero por otras razones. En materia de control del “poder cultural” no cambia nada en realidad.



Por lo demás. En una guerra por el corazón de la civilización occidental, en la que el enemigo está profundamente infiltrado, en la casi totalidad de “aparato” cultural de esa misma civilización. Poco podemos esperar de partidos socialdemócratas (que no sean “tomados desde adentro” por el neo-izquierdismo. Como el caso de Acción Democrática en Venezuela. Por oposición al del PSOE español) Es muy poco lo que pueden oponer al neo-izquierdismo. Al final. Nunca han sido más que el escalón previo al avance del socialismo radical.



Un poco más... pero sólo un poco. Y ciertamente muy poco. Poquísimo si consideramos la magnitud de la amenaza. Se puede esperar de las fuerzas de derecha ideológicamente inconsistentes, como el Partido Popular de España. Con escasas y honrosa excepciones, ni para defender, de inmediato, a sus militantes secuestrados por el abuso policial en los primeros brotes de totalitarismo zapaterico sirven. De la inconsistencia filosófica y doctrinal del grueso de su dirigencia, y militancia, sale demasiada “moderación” demasiado “progresismo” y sobre todo, demasiados “complejos”. Y lo que es mucho pero. Demasiado mercantilismo defensor de privilegios... Y con ello... demasiado neo-liberalismo, de ese que no es más que la continuación del socialismo por otros medios.



Esa derecha que suele auto-denominarse conservadora, es apenas una fuerza inconsistente de “contención” blanda al avance del neo-izquierdismo. Y ya quisiéramos en Venezuela tener al menos eso... Por poco que sea. La cosa es que por ahí no está la fuerza capaz del contraataque cultural que acompaña y fortalece el contraataque político.



La verdad es que la mayoría de la población se considera. En mayor o menor grado. Victima de injusticias. Piensan que hay sectores privilegiados que se benefician del poder para enriquecerse al costo de discriminar y oprimir a las mayorías. Y tienen toda la razón. La cosa es que aún somos pocos los que hemos visto las verdadera naturaleza. Y con ella. Las verdaderas causas de esa pobreza, discriminación y opresión. Los verdaderos villanos, y sus verdaderas armas, para beneficiarse del privilegio... la opresión, la discriminación... y sobre todo la desinformación. Pero poco a poco. Vamos dejando de ser pocos. Con lo que poco a poco “sin prisa y sin pausa” el día de la liberación se acerca. ¿Me explico?



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lunes, mayo 02, 2005

En defensa de la propiedad privada


La diferencia más importante entre un salvaje y un hombre civilizado es que el salvaje no reconoce los derechos de propiedad.

Adam Ferguson (1723 - 1816). Filósofo, proto-sociólogo e historiador escocés.


Los liberales somos vistos frecuentemente como amigos de los grandes intereses económicos, por el hecho que defendemos el derecho fundamental a la propiedad privada. En un país como Venezuela, donde muchos tienen muy poco, este énfasis en defender los derechos de propiedad es interpretado como un apoyo irrestricto a los poderosos y una falta de sensibilidad por los problemas de las clases oprimidas.

Nada más alejado de la realidad. Los que ven nuestra posición de esa forma se equivocan garrafalmente o maliciosamente intentan confundir al pobre, a quien supuestamente quieren ayudar.

El énfasis que los liberales colocamos en la defensa de los derechos de propiedad tiene, a mi modo de ver, al menos tres razones fundamentales. Una de ellas es ética y las otras dos meramente prácticas.

La razón ética se basa en el hecho natural que cada persona es dueña de sí misma. Nada más natural que eso, ¿no? Este prinicipio de la propiedad de cada quien sobre sí mismo es demostrable lógicamente: Si yo aceptara que no soy dueño de mí mismo sólo hay dos posible alternativas lógicas: (1) que otra persona o grupo de personas es dueña mía, o (2) que cada persona tiene derecho sobre una fracción de mí, así como yo tengo un derecho infinitesimal sobre cada una de las otras personas. En el caso (1) estaría admitiendo que soy un ser sub-humano, pues existe una clase o casta con poder absoluto sobre mí. Obviamente, una ética como esta es inaceptable ya que no es Universal, es decir, no es aplicable a todas las personas por igual. Mientras que la implementación de una ética basada en el principio (2) conllevaría a la extinción instantánea de la humanidad, ya que nadie tendría derecho de actuar, sin antes obtener permiso del resto de sus semejantes, quienes no podrían otorgar tal permiso sin obtener previamente permiso del resto, y así sucesivamente. Claramente entonces, la única alternativa es que cada persona es dueña de sí misma y del fruto de su trabajo. Esta es la base fundamental o la razón por la cual los liberales nos empeñamos fehacientemente en defender el derecho a la propiedad privada.

La segunda razón que nos lleva a defender la institución de la propiedad privada es esencialmente pragmática. Sin el respeto al derecho de propiedad, todos los demás derechos que las democracias contemporáneas supuestamente garantizan desaparecen automáticamente. Esto es así puesto que para ejercer tales derechos siempre es necesario utilizar algún recurso escaso y quien sea propietario efectivo de dicho recurso puede decidir unilateralmente quien podrá acceder a él y, por lo tanto, controlar indirectamente quien puede ejercer determinado derecho. Pongamos por ejemplo la libertad de expresión. Quien desea manifestar sus ideas necesita algún tipo de tribuna pública, ya sea esta un periódico, una estación de radio o televisión, o en última instancia algún medio de impresión. Pero en una sociedad donde la propiedad de dichos medios de comunicación es parcela exclusiva de un grupo (por ejemplo, el Estado), dicho grupo puede decidir quien se expresa y en cuales términos. El que tenga opiniones contrarias o disidentes puede ser privado de su libertad de expresión a través del control de los recursos necesarios para ejercer su derecho. O pongamos el ejemplo de la libertad de escojer la profesión que más nos guste. En una sociedad donde el único empresario es el Gobierno, este debe decidir quien se va a dedicar a qué y cuanto va a ganar. Si la persona está insatisfecha con su trabajo actual, ¿a quién más va a acudir, si el único que le puede dar empleo es el Estado?

De manera que los "derechos humanos" que los socialistas se jactan de defender pierden su significado cuando la propiedad privada que tanto aborrecen deja de existir.

La tercer razón, que también podemos considerar pragmática, es que sencillamente las sociedades que más respetan la propiedad privada son las que han logrado un mayor grado progreso material a lo largo de la historia. Sólo basta darle un vistazo a las ruinas que dejaron los experimentos socialistas del siglo XX. ¿Por qué las sociedades basadas en la libertad y el respeto a la propiedad privada son las más prósperas? ¿No y que el capitalismo es la explotación del hombre por el hombre?

Hay dos problemas esenciales a la desaparación o inexistencia de la propiedad privada. En una sociedad donde los medios de producción son propiedad de un sólo ente, el Estado, surgen dos problemas prácticos que hacen imposible que dicha sociedad prospere. El primero es el problema de los incentivos. En la sociedad capitalista, cada quien es dueño de sí mismo y de su trabjajo, el fruto del cual puede ser intercambiado libremente por el fruto del trabajo de otros, es decir, en la sociedad capitalista cada quien es libre de dedicarse a lo que mejor sabe hacer y comerciar con sus semejantes por el resto de las cosas que le hacen falta. En este proceso de intercambio voluntario, ambas partes se benefician, puesto que cada uno recibe un bien o producto que es más valioso que el que entrega. (Piénselo bien, cuando usted compra un kilo de carne por 10.000 Bs, ¿qué es más valioso para usted en ese momento, el kilo de carne o los 10.000 Bs que le entrega al carnicero? Y para el carnicero es al contrario, los 10.000 Bs son más valiosos que el kilo de carne. Piénselo bien otra vez, si los 10.000 Bs fuesen más valiosos que el kilo de carne para usted, el intercambio no se produciría). De manera que en la sociedad capitalista cada quien recibe en proporción a lo que es capaz de contribuir al bienestar de sus semejantes, cada vez que trabajo e intercambio con alguien, la ganancia total es mía, puesto que es derivada de mi trabajo, que es derivado de mi persona, la cual poseo por derecho natural.

Por el contrario, en la comunidad socialista, donde el Estado es el dueño de toda la riqueza y la reparte a cada quien "según su necesidad", la persona que se esfuerza y produce riqueza no recibe el producto entero de su trabajo (ya que este debe ser redistribuído entre sus camaradas que han producido menos que él). La igualdad económica a la que aspiran los socialistas obliga a que aquellos que más producen sean los más penalizados, puesto que mayor parte de dicho producto debe ser confiscado por el Estado para entregar "solidariamente" a sus compatriotas. De manera que los incentivos económicos están al revés en la comunidad socialista: el que más produce es penalizado más. Por ello, la tendencia de tal utopía será a trabajar lo mínimo posible para cumplir con la cuota establecida por la autoridad económica de la dictadura socialista. Esa es una de las causas por las que las sociedades donde se respeta la propiedad privada han sido más prósperas a lo largo de la historia, que aquellas donde la propiedad privada es escasa o inexistente. En pocas palabras, ¿quién recoge la basura en la utopía socialista?

Luego existe el problema del cálculo económico. En el mercado capitalista, los precios de los productos surgen de la interacción de millones de personas, intercambiando voluntariamente entre sí. Estos precios reflejan la necesidades más urgentes de la población, de manera que los productos o servicios más demandados en un momento dado, tenderán a subir de precio, mientras que los productos o servicios menos demandados tenderán a bajar de precio. Este mecanismo permite al empresario conocer que es lo que la gente necesita más y que es lo que necesita menos, de tal manera que puede ajustar su plan de producción a dichas necesidades, invirtiendo más donde se necesita más y descontinuando líneas de producción, que ante los ojos de los consumidores son menos urgentes. Esto es cierto para los bienes de consumo masivo, pero también lo es -y de manera decisiva y trágica para los socialistas- para los bienes de capital, entendidos como todos aquellos que son usados en la producción de bienes de consumo. Ahora bien, si el Estado es el único dueño de los medios de producción (y ese es el objetivo final de los socialistas) es imposible que surjan precios por dichos bienes de capital, puesto que no existe ningún mercado para ellos, ha desaparecido el intercambio voluntario que hacía posible que emergiera un precio y con él el elemento esencial de coordinación de la actividad productiva.

¿Hacia qué industria debemos dedicar más recursos? Esa pregunta es respondida por el empresario capitalista mirando dónde hay más oportunidades de obtener una ganancia. La ganancia le indica que la inversión es exitosa en satisfacer una cierta necesidad de los consumidores. Donde hay más posibilidad de ganancia, debido a mejores precios, habrá más inversión de capital, haciendo posible una producción ampliada que satisfaga cada vez a más consumidores. Esa misma pregunta no puede ser contestada racionalmente por el minisitro de planificación de la utopía socialista. ¿Hacia donde dirigo los recursos, si no sé quién está dispuesto a pagar más? Y no sé quién está dispuesto a pagar más, porque yo controlo todos los recursos. Es como jugar ajedrez con uno mismo. Esta es la verdadera y definitiva cruz del socialismo, sin propiedad privada el cálculo económico, y con él la coordinación de la producción, es imposible. El resultado: caos económico. Como lo dijo von Mises en 1.920:

Uno puede anticipar la naturaleza de la futura sociedad socialista. Habrá cientos y miles de fábricas en operación. Muy pocas de ellas producirán bienes listos para el consumo; en la matoría de los casos, lo que se producirá serán bienes intermedios y bienes de capital. Todas estas empresas estarán interrelacionadas. Cada bien pasará por toda una serie de etapas, antes de estar listo para ser usado. En el incesante laborar de este proceso, sin embargo, la administración carecerá de medios para comprobar sus relaciones, no será capáz de determinar si un bien determinado no ha sido mantenido durante un período superfluamente largo de tiempo en el necesario proceso de la producción, o si trabajo y materiales no han sido desperdiciados en su finalización. ¿Cómo decidirá si tal o cual método es el más rentable?


Conclusión



La existencia de la propiedad privada se interpone decididamente entre los socialistas y sus planes de una sociedad utópica, planes tan grandilocuentes como impracticables. Una defensa del concepto y las ventajas de la propiedad privada basada en principios incontrovertibles es necesaria ahora más que nunca, cuando las fuerzas del socialismo avanzan en nuetros países latinoamericanos. La única oposición posible a los neocomunistas debe venir de personas que comprendan la importancia fundamental de la propiedad privada, los estatistas de derecha e izquierda que dicen representarnos son incapaces de proporcionar tal cosa.



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