html> Resistencia Civil: enero 2005

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lunes, enero 31, 2005

Involucrándose en guerra ajena: Nada ganan Venezuela o Colombia

Guardando las diferencias hay cierto paralelismo entre la FARC y los partidos que vegetan en la oposición venezolana lo que explica que uno y otro grupo a pesar de tener fuerza no pueden ganarle a sus respectivos gobiernos.

Por eso observo con relación al escándalo generado por el secuestro de Rodrigo Granda que quienes salen beneficiados en el mismo no son otros que los presidentes Uribe y Chávez aunque reviente como chicharra la señora Colomina cuando finalmente entienda que por debajo de cuerda ambos gobiernos están negociando.


Igual señalo respecto al mismo tema que es vergonzoso el nivel que priva en la discusión originada a raíz de este secuestro que copa todos los noticieros de un país acostumbrado a vivir en el bochinche y donde nada se resuelve.

En el oficialismo quieren debatir la evidente violación de nuestra soberanía como si la captura de Granda fuese el resultado de un incidente puntual y no la consecuencia de decisiones erradas que han tomado los Presidentes Chávez y Uribe.

Decisiones que a pesar de lo mucho que dicen amarse los dos Presidentes en la práctica los alejan cada vez más al uno del otro.

Los voceros de la oposición mediática y partidista han quedado como lamesuelas de Uribe o de Busch cuando no atinan a decir otra cosa que no se puede discutir la soberanía porque en la nacionalización del señor Granda –que como muchas cosas en nuestro país parece haber estado signada por la corrupción- faltó este sello o la firma de un cónsul u otras zarandajas.

Una precisión sin embargo: Cuando digo "oposición mediática y partidista", no me refiero ni quisiera englobar a todo venezolano que con justa razón tenga el corazón en las antípodas de un gobierno empobrecedor, sino más bien quiero señalar con esa definición a los políticos que aparecían al frente de la Coordinadora durante fracaso del 16 de agosto.

Gentes que no se han dignado a pedirle perdón a quienes confiados los siguieron durante dos años y que ahora añoran los buenos tiempos en que era fácil sacarle dólares a los empresarios con real porque "Chávez cae pronto".

En esta categoría englobo los aspirantes a diputado, legislador, concejal o lo que sea y sobre todo la pléyade de cacatúos y cacatúas que a título de directivos partidistas, internacionalistas, expertos petroleros, abogados constitucionalistas, o simples borrachitos amigos del conductor de los programas matutinos de la TV, son los eternos entrevistados durante las mañanas en calidad de extras "opositores".

Simplificando me refiero a quienes por carecer de lenguaje y mapa mental propio se limitan a repetir el rosario de lugares comunes que le escuchan a ciertos fablistanes y locutoras quienes a su vez regresaron sin aprender nada nuevo de sus vacaciones en Europa o Miami y vuelven a las andadas como si nada hubiese sucedido.

SECUESTRO ES SECUESTRO:

Pero, si a Rodrigo Granda se lo llevaron contra su voluntad.

Si el gobierno de Uribe no tuvo la previsión de exigirle la extradición del susodicho a su amigo Hugo que a lo mejor lo complace anulándole primero la nacionalización a Granda.

Y si para colmo el Ministro de la Defensa colombiano tiene el tupé de admitir que pagó por la entrega de Granda; entonces estamos ante un secuestro y los venezolanos tenemos el derecho a protestar por medio de quien nos representa diga lo que diga la señora Condoleeza Rice o ¿se olvidó que la incursión de la corbeta Caldas –que sirvió para que se llenaran los perros de la guerra vendiéndole armas a los dos ejércitos- fue reclamada en su momento por el borrachito de Lusinchi porque ese señor era el Presidente de turno y sin embargo toda Venezuela lo apoyó precisamente porque Lusinchi era el Jefe de Estado?

El problema estriba en que cierta oposición nostálgica del pasado carece de mapa mental propio y en el fondo sostiene las mismas ideas del estatismo oficialista.

Y siendo así a sus activistas y voceros no les queda más remedio que criticar todo lo que venga del gobierno.

Criticar, pero, sin talento y destructivamente diría uno.

Pero decía que esta clase de oposición y la FARC tienen algo en común y es que representan países que existieron pero ya no existen.

Los guerrilleros de Marulanda son la Colombia rural, empobrecida y violenta de los cincuenta.

La oposición estatista y nostálgica del Puntofijismo en Venezuela representa al país fatuo y autodestructivo del "tá barato dame dos" que tanto daño le hizo a este país.

Ese es un país superado del cual solo quedan hoy día algunos de sus trasnochados voceros y los monos que dejaron para que otros los paguen.

Y esos "voceros" de la oposición nostálgica, que son fáciles de identificar porque fueron los mismos que dirigieron el fracaso de la Coordinadora, y que años atrás, gracias a sus disparates, sentaron las bases para llevar a Venezuela a la ruina tanto desde el punto de vista financiero como moral, dejando a Hugo Chávez como herencia, son los mismos que ante el secuestro de Granda nada tienen para decir, o, peor, que aparecen en la TV como lo que son, porque a fin de cuentas tienen demasiados compromisos vergonzosos con Miami o con el Departamento de Estado y por tanto no pueden ser considerados como "líderes" de un país independiente.

Digo esto respetando las excepciones de rigor que las hay hasta en la Asamblea Nacional y en un lenocinio.

Pero hablaba de "mapa mental propio" y también de decisiones equivocadas que han tomado los presidentes Uribe y Chávez.

LA CUARTA GUERRA

A mi entender Hugo y Alvaro nos están metiendo en una guerra, la Cuarta Mundial, que no es la nuestra.

Claro que el paisa Alvaro y el llanero Hugo militan en bandos diferentes porque uno sueña con liderizar la coalición occidental, al menos en Latinoamérica, y el otro sueña con ser el sucesor de Fidel Castro como guía de la Revolución mundial.

Los dos buscan reelegirse por varios períodos aún cuando es justo reconocer que en esto Hugo Chávez le lleva cierta ventaja a su homólogo colombiano.

¡De todas maneras digo que ambos están equivocados y que aún hay tiempo para recular!

Pero, ¿dije CUARTA GUERRA ?

Este cuarto conflicto planetario comenzó apenas finalizada la Tercera Guerra que fue la que perdió la URSS y se llamó para la historia "Guerra Fría".

Es un conflicto planetario que se libra entre la administración neo conservadora de Busch y el radicalismo islámico.

El secuestro de Rodrigo Granda es lodo formado a partir de los polvos que ha dejado dispersos Hugo Chávez por el mundo que es lo único que le molesta al señor George W. Busch.

No olvidemos que una misión venezolana del FUS, años atrás, fue devuelta de El Salvador porque según ese gobierno aprovechaban una catástrofe natural para encender la oposición de ese país.

No olvidemos que Gonzalo Sánchez de Lozada, el neo liberal depuesto ex presidente de Bolivia, acusó al gobierno venezolano de su caída lo cual no es cierto porque fue depuesto por ladrón, aún cuando debe ser verdad que el embajador venezolano le prestó ayuda más allá de lo conveniente y natural a los señores Evo Morales y Felipe Quispe.

URIBE TAMBIEN JUEGA A LA GUERRA

El presidente colombiano a su vez ha permitido que el Plan Colombia y el territorio de ese país se conciba como parte de las jugadas de Busch en el plano estratégico mundial.

Como el Plan Colombia no da resultados en los términos en que el contribuyente estadounidense entiende por "resultados", valga decir en una disminución de la afluencia de la cocaína que consumen los ciudadanos de los Estados Unidos -¿como podría con un presidente como Uribe tan ligado a los restos del Cartel de Medellín?-, entonces los políticos gringos presionan a Uribe pidiendo "éxitos".

Dado que Uribe no puede vencer totalmente a la FARC porque el país rural que Marulanda representa aún no ha terminado de desaparecer, entonces al Presidente colombiano no le queda otro remedio que urdir el secuestro de Rodrigo Granda para entregarlo como "éxito" ante quienes exigen resultados después de gastar miles de millones de dólares de sus contribuyentes en el Plan Colombia.

Al presidente Uribe no le importa arriesgar miles de puestos de trabajo que en Colombia y Venezuela dependen del comercio binacional como a Hugo Chávez tampoco le importa lo que se arriesga cuando un país pequeño y que deberá ser más bien "neutral" se pone a gastar sus limitados recursos en el tablero mundial.

Por cierto, Chávez debería aprender de Juan Vicente Gómez aquella lección de zamarrería política, cuando el tachirense se declaró "neutral" y evitó cuadrarse con alemanes y estadounidenses que lo presionaban para que entrara en la Primera Guerra Mundial.

Pero ¿qué planteo ante esta situación que se nos escapa de las manos?

Primero que desescale el conflicto.

Que hablen y negocien los dos Presidentes pero no en nombre de Busch y Fidel sino en nombre de sus pueblos.

La negociación pasa porque la insurgencia colombiana deje de usar nuestro territorio como sitio para conversar ni siquiera con su propio gobierno, como ocurre desde los tiempos de Caldera y Pérez II y que a cambio los colombianos manden a freír monos a Carmona Estanga.

No es mucho pedir.


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Del "enemigo" y los ojos vendados: La derrota de la revolución, empieza en el espejo de la realidad

El que una revolución neo-izquierdista se encuentre con un prácticamente ilimitado poder normativo, financiero y “cultural” concentrado en el aparato de gobierno del Estado, es normal en un mundo en que alguna forma de paleo-izquierdismo controló, de forma mayoritaria, autoritaria y excluyente, desde los aparatos educativos, pasando por los aparatos burocráticos y sindicatos, hasta la “industria cultural” en la abrumadora mayoría de los países más ricos y poderosos del orbe. Y la totalidad de los más pobres y atrasados. Otro detalle importante, es que, con escasísimas excepciones geográficas o temporales, lo que no fue regido por el paleo-izquierdismo socialdemócrata, o el fundamentalismo colectivista totalitario seudo religioso, fue gobernando por el marxismo ortodoxo.


El neo-izquierdismo, que usualmente llegará al poder más por elecciones que golpes de fuerza, usará el poder ilimitado del Estado paleo-izquierdista para construir la economía neo-comunista, en la medida en que la debilidad, financiera, conceptual, cultural de la sociedad, regimentada, desinformada y adoctrinada por el paleo-izquierdismo se lo permita.



El neo-comunismo no es más que la consecuencia obvia de la mal llamada “economía mixta” sin cuyo previo establecimiento es inimaginable. Se trata de sustituir la propiedad privada por la propiedad Estatal, pero sin transformar a todos en asalariados del Estado, pues eso ha sido identificado como una de las deficiencias críticas de la larga experiencia soviética.



La solución, que ya fue parcialmente adelantada por los soviéticos, será en otorgar “derechos” de uso -preferiblemente colectivos- ampliamente tutelados por el Estado, para que las personas “desarrollen” actividades productivas, en la medida de lo que quien gobierne, ordene y mande. Un empleado de una empresa Estatal cobrará su sueldo, con total independencia de que la empresa cumpla o no, con los objetivos que el gobernante ordene. Un “cooperativista” del neocomunismo no tendrá sueldo de empleado, ni propiedad de empresario. Tendrá todos los riesgos del empresario, sin su libertad y propiedad, y tendrá todas las desventajas del empelado, sin siquiera la seguridad del sueldo fijo. Será pues, un "glebalizado" siervo de un Estado democrático.



En la medida que el circulo se complete, y el modelo funcione integralmente: Un miembro de una cooperativa, que trabaja sobre tierras que no le pertenecerán jamás, dependerá del Estado neo-comunista para que le venda insumos, (al precio arbitrariamente fijado por el mismo gobierno) y le compre la producción (igualmente al precio arbitrariamente fijado por el mismo gobierno) sin contar con garantía alguna de ingreso, diferente de la que el propio gobernante tenga a bien concederle. Pero... y es un importantísimo detalle, pues es lo que diferencia el modelo económico teórico neo-comunista, del paleo-comunista... sí, y sólo sí, cumple con el objetivo planificado.



Obviamente, para llegar a tal escenario, que en el modelo soviético sólo fue significativo en el sector agrícola, a aún ahí estuvo acompañado de fundos que operaban como empresas de propiedad estatal con empleados asalariados, es necesario un profundo cambio conceptual que ya se está adelantando.



El neo-izquierdismo tomará un problema real, lo exacerbará hasta lo inimaginable, presentará una solución falsa que empeorará el problema real (pero le permitirá un avance más en la construcción sistemática del modelo totalitario) ocultará el fracaso con desinformación –y nuevos escándalos- y finalmente culpará al “imperialismo” de todos los fracasos que el gobierno neocomunista produjo por sí mismo.



No hay medidas aisladas. No hay hechos puntuales. Hay cosas que se salen de control temporalmente. En situaciones como las invasiones de tierras urbanas, o los efectos de la simpatía evidente por organizaciones terroristas anti-occidentales -del signo que sean-.

Pero al final se trata de problemas menores, que se capitalizan para resultados mayores.



La sistemática “lucha” contra el “enemigo” no puede cesar. Ora el paro, ora la “Conspiración mediática” ora el “imperialismo yankeeeee!!!”. Enemigo interno manipulable. Enemigo externo amplia y sistemáticamente cultivado como enemigo. Ya extrañaba que, pese a la histórica torpeza que demostró ante el totalitarismo comunista en Cuba, no terminará de responder ante las provocaciones que la revolución en Venezuela desesperadamente “escalaba” en sus discursos. Finalmente respondió, para infinita felicidad -y descorches de champaña- de la ya ansiosa jefatura revolucionaria. Enemigo externo indispensable, sin el que la revolución se vería obligada a justificar explicar sus ya evidentes fracasos, sin excusas “patrióticas”. Quizás no tan manipulable como el “enemigo interno” pero sí mucho más redituable.



La dictadura más larga de la historia del continente, se mantiene aún en el poder en La Habana, casi exclusivamente por la torpeza de ese indispensable enemigo externo.



La mentira y la desinformación como herramienta básica. La envidia como fuerza motivadora única. La miseria y la esclavitud como resultado. Eso, es una revolución socialista. Sea marxista leninista clásica, las paleo-izquierdistas del pasado... o de las neo-izquierdistas “posmo”. El socialismo, en cualquiera de sus versiones, sólo produce miseria en lo económico, y esclavitud en todo lo demás. Para ejemplo en Venezuela, están el nuevo capitulo neocomunista de la vieja reforma agraria fracasada de la adecocracia... Y exabruptos esclavistas como Ley de Servicio Comunitario del Estudiante Universitario, aprobada en primera discusión el pasado nueve de noviembre.



El evidente punto débil de cualquier revolución socialista, será aquel que todas ponen más empeño en ocultar desinformando. En todas se repite la evidente diferencia entre el grandilocuente discurso “igualitario” y “revanchista”, y la no menos evidente corrupción y abuso de poder arbitrario y personalista de la inmensa mayoría de quienes algún poder ejercen en las mismas. Pero eso es poco, si la gente no establece la relación de causa efecto entre la ideología y los vicios que produce. Corrupción, degradación moral, y abuso de poder, son resultados inevitables de cualquier forma de socialismo. No hay socialismo bueno... todos hablan de “dignidad” pero todos transforman a los ciudadanos en siervos adoctrinados en su propia servidumbre.



Y el neo-izquierdismo avanza sobre las mentiras del pasado. No está construyendo un edificio nuevo. Está evadiendo responsabilidad sobre los crímenes del comunismo. Y los de la socialdemocracia. Para llevar hasta sus últimas consecuencias una versión “agiornada” de las ideas de la segunda... Esto es: Construir un totalitarismo más completo que no repita las deficiencias de control del primero. Ni más ni menos.



Derrotas políticas duraderas del neo-izquierdismo globalizado sólo son posibles en la medida que se sustenten con derrotas culturales delas ideas subyacentes en que se sustenta.



El socialismo ha cambiado sistemáticamente de piel, desembarazándose fácilmente de sus pasadas derrotas, y principalmente de sus crímenes genocidas, porque ha logrado controlar el grueso del poder “cultural”. La docencia en todos los niveles, la industria del entretenimiento, y los medios, fueron el objetivo declarado de todos los socialismos. Desde el nacionalsocialismo alemán, hasta el marxismo soviético y la socialdemocracia norteamericana, todos los socialistas se han concentrado, por diferentes medios en controlar de forma autoritaria y excluyente esas fuentes del “poder cultural”. Es eso lo que les da espacio para fracasar mil veces, desembarazarse mil veces del fracaso, y empezar de nuevo a repartir el veneno de la misma serpiente con una nueva piel.



La civilización, debilitada y auto-cuestionada, aún existe, porque en ninguno de sus intentos el socialismo ha llegado al éxito global pleno... Si eso llega a ocurrir. Se demostraría que los eco-terroristas tenían algo de razón, después de todo, y que la humanidad sería capaz de producir su propia desaparición catastrófica como especie. Curiosamente esos mismos eco-terroristas son hoy una de las principales herramientas que tiende a crear las condiciones para que no sea sólo la civilización, sino la especie humana la que desaparezca, en el marco de la implementación completa del neo-izquierdismo posmoderno globalizado. Pero aunque llegasen a destruir la civilización, cosa que difícilmente será más que parcial, la desaparición completa de la propia especie es aún más improbable. Aunque ciertamente las dos cosas son, teóricamente, posibles resultados de ideas que hoy prevalecen, y aún siendo tan falsas como malsanas –e incluso criminales- constituyen la "ideología moral" de quienes forman la opinión pública en la civilización occidental.



Y en ese terreno, en el control del poder cultural, y por ello, en el de la opinión, que precede y acompaña a lo tradicionalmente llamado político, es donde el liberalismo del siglo XXI tendrá que dar la batalla final contra todas las izquierdas... en sus mismos términos.



El liberalismo es la fuerza conceptual, filosófica, ética y moral, en torno a la cual tenderá a agruparse una nueva derecha sin complejos. Y un liberalismo sin complejos... no rechazará sus aliados naturales. Ni buscará alianzas contra natura.



La toma del poder cultural, que precede a la toma del poder político, para realizar la completa revolución de la historia es nuestro verdadero objetivo. Sin prisa y sin pausa, escalón por escalón, empezará por el principio. Y cada vez que tengamos una victoria, amigos y enemigos sabrán que... Es sólo el principio.


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Soberanía Nacional... Protección irrenunciable de la soberanía individual

Los liberales vemos la soberanía nacional como un principio irrenunciable. Y vemos la política como la actividad de la que debe traducirse la prudente administración de la República, mediante un Estado limitado, tanto a su naturaleza y propósito, como en capacidad de ejercer sus funciones. Funciones entre las que sin duda estar garantizar la soberanía nacional. Por eso encontramos muy peligrosas implicaciones en el reciente conflicto diplomático entre los gobiernos de Venezuela y Colombia.

Dicho conflicto, nos recuerda a los liberales venezolanos los enormes peligros que implican la adopción, e implementación, creciente de filosofías políticas serviles, que ha sufrido nuestro país por varias muchas décadas. Entendemos los liberales que la soberanía nacional existe para garantizar el derecho de cada pueblo para darse a sí mismo un gobierno limitado, dedicado a proteger la soberanía de cada individuo sobre sí mismo, de cualquier ataque interno o externo. El que los pueblos se den a sí mismos gobiernos que hagan todo lo contrario, sólo será intolerable para el conjunto de la humanidad civilizada, cuando dichos gobiernos alcancen grados de totalitarismo que hagan imposible el que sus propios pueblos los sustituyan voluntariamente. Ese no es aún el caso de Venezuela... Y con el esfuerzo político y pacifico de los propios venezolanos, es posible aún evitar que llegue a serlo en el futuro; sin necesidad alguna de interferencias externas que violen nuestra soberanía nacional. Interferencias que, por lo demás, son capitalizadas internamente en su propio favor, por un gobierno neo-izquierdista revolucionario, que gracias a las mismas se atornilla en el poder, al ser muy poco probable que lleguen a las últimas consecuencias. Y que aún en tan sangrienta hipótesis, lo que pueden sembrar es un odio profundo e irracional... y el inveterado deseo de revancha. Fuentes de guerras civiles y enemigos casi invencibles de la paz y el progreso de cualquier Nación que los padezca.



NUESTRA TRADICIÓN



La tradición liberal se desarrolla en torno a la idea del Estado limitado a sus funciones naturales –legislación, seguridad, justicia y defensa- y nos habla de un Estado fuerte. Fuerte en aquello que le es propio, lo de naturaleza represiva. Inexistente en aquello que no le es propio, lo de naturaleza voluntaria. Limitado no sólo en sus funciones. También en el ejercicio del poder -aún dentro de sus funciones naturales, y muy especialmente en la de legislar- por el respeto de los derechos individuales inalienables a la vida, libertad, propiedad, y expresión libre de la personalidad de que deben disfrutar todos los individuos.



Esa misma tradición , aunque algunos no lo han llegado a ver claramente, es en realidad contraria, no sólo al mal llamado “derecho positivo”, sino a la idea misma de una “soberanía, individual o colectiva originaria” como fuente del derecho, o de un “pacto social” originario. Pues para el liberalismo la soberanía reside en cada individuo... y es irrenunciable. Cada individuo es naturalmente soberano de sí mismo, y su propia soberanía está limitada únicamente por el necesario respeto a la soberanía individual de todos, y cada uno, de los demás individuos.



El Estado debería existir únicamente para proteger la soberanía de todos, y cada uno, de los individuos que actúan bajo su amparo, y dentro de su territorio. La forma en que se elijan, se estructuren e interactúen –entre sí y con los ciudadanos- las instituciones al cargo de la legislación, y las funciones de gobierno, debería responder principalmente a la necesidad de mantener al Estado limitado. Y dado que ninguna de las formas practicadas para ello, hasta la fecha, han sido razonablemente exitosas en el tiempo en tal empeño... Pero unas se han alejado mucho más que otras del objetivo. Tenemos una razonable idea de donde empezar, y en que dirección avanzar, para desarrollar un nuevo modelo de constitución liberal. Si bien la mayor del trabajo ya fue adelantada para nosotros a finales del siglo XX, por Friedich A. Von Hayek, en no menor grado, a lo que significó para el desarrollo del modelo constitucional de la revolución americana, el trabajo intelectual de Charles-Louis de Secondat Baron de Montesquieu para mediados del siglo XVIII



CUATRO AMENAZAS PARA LA SOBERANÍA



Tal modelo necesariamente requiere instituciones capaces de proteger efectivamente la soberanía individual, de todos y cada uno, contra cuatro peligros:



1- El que puede representar la acción delictiva de cualquier individuo, contra la vida, libertad o propiedad, de cualquier otro individuo.



2- El que puede representar la voluntad de la mayoría democrática, o de una minoría poderosa, expresada a través del control ilimitado del poder del Estado.



3- El que pueden representar organizaciones, o instituciones, específicamente orientadas contra la soberanía de algunos individuos, especialmente cuando estos la ejerzan sin violar la de ningún otro.



4- El que pueden representar otros Estados, u organizaciones que asumen todas, o algunas, de las funciones del Estado.



Para contrarrestar tales amenazas:



Unos liberales creen que es posible mantener y aplicar el modelo constitucional desarrollado por los padres fundadores de los EE.UU. depurándolo, de las violaciones contra sus principios, que acumuló con los siglos.

Algunos creen que es necesario eliminar el Estado en la forma que lo conocemos, y sustituirlo por instituciones que presten los servicios de naturaleza represiva por mecanismo competitivos de mercado.

Y otros pensamos que hay que desarrollar y aplicar un modelo de limites constitucionales al poder del Estado enteramente nuevo. Basado en el estudio del proceso por el cual los limites de modelo de la revolución americano fueron rebasados por el estatismo socialdemócrata anglo-americano.



Pero todos entendemos que es necesario que exista capacidad real de respuesta ante las cuatro amenazas descritas... incluida la de otros Estados. Y en tal sentido, la mayoría de los liberales entendemos que el Estado liberal ejercerá una soberanía, dramáticamente limitada ante la superior soberanía individual de sus propios cuidadnos, pero absolutamente ilimitada frente a otros Estados, o cualquier institución que ejerza, total o parcialmente, alguna de sus funciones, o detente, de hecho o de derecho, alguno de sus poderes.



En tal sentido, los liberales consecuentes con nuestra tradición y principios, somos los más completos defensores, de la soberanía nacional como concepto virtuoso y necesario, frente a ideologías serviles que se sirven hipócritamente del nacionalismo, mientras impulsan, paso a paso, y con el menor “ruido” posible, un gobierno totalitario mundial.



MILITARES PA´ LOS CUARTELES... Y LAS FRONTERAS



Ha preocupado especialmente a los liberales venezolanos, de entre las muchas acciones de la revolución, la de emplear la Fuerza Armada, para funciones que no son propias, ni de la Fuerza Armada, ni del Estado mismo.



En tal sentido es interesante recordar que mientras la “oposición” estatista entera, desde el paleo-izquierdismo socialdemócrata, hasta la autodenominada “sociedad civil”, callaba o aplaudía, el protagonismo militar creciente en la política. Sin dejar de lado que en el otro bando aplaudían, y aplauden aún, la misma tendencia, pero a favor de su propio lado. Con el, el inevitable autoritarismo y la búsqueda de salidas de fuerza a los conflictos políticos. Fue el movimiento Liberal RESISTENCIA CIVIL , el que marchaba tras pancartas que decían... Militares pa´ los cuarteles... y llamaba fortalecer la presencia y capacidad de la Fuerza Armada Venezolana en la frontera. Porque la defensa territorial es una función natural del Estado. Y los militares deben ser militares.



Entendemos que un gobierno neo-izquierdista que intenta llevar a sus últimas consecuencias lo que el paleo-izquierdismo de cuarta, dejó a medio camino, se excederá, tanto o más, que la adecocracia en el desbordamiento de las funciones propias del Estado, su hipertrofia, la asfixia de las fuerzas productivas, la violación de los derechos individuales por medio de la legislación, y la construcción sistemática de un aparato legal e institucional que sancione, en todo y para todo, la tiranía absoluta de la mayoría, expresada irónicamente: en, para, y a través de, un liderazgo carismático unipersonal. Y entendemos que ello se intenta, y se intentará, modificando el sistema legal de la paleo-izquierda, pues en la naturaleza del mismo está implícita la potencia para desarrollar tal cambio ordenadamente.



Lo anterior, sin embargo, no requiere necesariamente ocupar la Fuerza Armada en labores que gubernamentales fundamentales del modelo estatista empobrecedor de la neo-izquierda. Especialmente porque eso, en nuestra opinión, implica desconocer que tenemos una amplia y activa frontera con otro Estado, que se encuentra en guerra civil contra varios poderosos grupos de “irregulares” armados que intentan derrocarlo y sustituirlo. Y que entre tanto, ejercen sobre los territorios que logran controlar, total o parcialmente, las funciones del Estado, total o parcialmente. Y que territorialmente la guerra tiende a desarrollarse en territorio fronterizo, y por ende, a desbordarse hacia nuestro lado de la frontera.



VENEZUELA, COLOMBIA... Y LA CUARTA GUERRA MUNDIAL



Tras el desmoronamiento de la U.R.S.S. la izquierda globalizada no tardó en reponerse de la impresión, deslastrase del fardo, y reconvertirse en neo-izquierda multicultural, eco-dogmática, deconstructivista, sincrética pero neopagana... pero por sobre todo... antiamericana.



Objetivo simple y claro. Unir los recursos de los escasos estados totalitarios comunistas restantes, y las fuerzas irregulares sobrevivientes por ellos apoyadas, con el otro totalitarismo organizado, el de un fundamentalismo islámico francamente herético -Pero con una enorme masa transnacional de seguidores entre clérigos y creyentes-. Con los recursos de los aparatos políticos, culturales y mediáticos –y muy especialmente en los organismos supranacionales tendentes hacia la creación de un gobierno mundial ilimitado- que la paleo-izquierda logró controlar de forma masiva y autoritaria tanto en el llamado Mundo desarrollado, como en el denominado “mundo subdesarrollado” -Curiosa y por demás deconstruida, denominación para grupos de países que existen en el mismo y único mundo habitable conocido para la especie humana-. La alineación de tales fuerzas, frente a la socialdemocracia “ de los EE.UU. y sus mayormente inconsecuentes aliados, estableció la línea de batalla de una cuarta guerra mundial.



En Venezuela, el puntofijismo –que en la guerra “fría” fue una aliado retóricamente ambiguo de los EE.UU.- es sustituido por la Revolución neo-izquierdista, que se alineó en el bando antiamericano; mismo bando en el que quedaron las guerrillas colombianas. Y está de más decir que la oligarquía que aún controla los gobiernos de Bogota, con excelente formación y experiencia política -y un desarrolladísimo instinto de supervivencia- se alineo de forma nítida e irrestricta, en el bando de los aliados de los EE.UU..



En tales circunstancias, que fueron precedidas por la eufemística “guerra a las drogas” durante los últimos días de guerra fría, los gobiernos estadounidenses han fortalecido a su aliado ejercito de Colombia, hasta transformarlo en lo que, ningún experto serio en la materia militar, discute que sea hoy comparable únicamente al ejercito cubano, cuya real capacidad operativa nadie puede estar seguro de que tan afectada estará tras el desmoronamiento soviético,



Ese, y no otro, es el contexto global en que se desarrolla un conflicto diplomático en torno a la captura ilegal de un importante terrorista de las F.A.R.C. en territorio venezolano, sin el conocimiento oficial del gobierno de Venezuela.



Desde el punto de vista de cualquier gobierno de Venezuela, se trata de un secuestro respaldado por un gobierno extranjero. Y en eso nuestro gobierno tiene razón.



Desde el punto de vista de cualquier gobierno de Colombia. Se trata de un acto de guerra contra unas F.A.R.C. Que la Casa de Nariño señala de “protegidas” por lo que muy diplomáticamente califica no de “acción” como de “omisión” del gobierno revolucionario venezolano. Lo que, ni aún de ser cierto, le daría derecho de violar la soberanía otro país.



CUANDO TIENE RAZÓN... EL ASUNTO ES DE FUERZA



Como la revolución avanza dentro de Venezuela, contra la razón, y por la fuerza que para el uso de un Estado, previamente transformado en todopoderoso, le dé una mayoría de votos que se siente con derecho de aplastar los derechos individuales. Legal y ordenadamente. Es una ironía peligrosa para el país entero... No sólo para la revolución. Que cuando viene a tener la razón de su parte, el asunto parezca más de fuerza... Y en la geopolítica más inmediata, no tiene la revolución venezolana la fuerza de su lado.



Mantener esa mayoría de votos condujo a transformar, en un evidente “quid pro quo” político electoral, la satisfacción, acelerada y desordenada, de un derecho de los resientes legales de más de diez años en el país, para su tramite de nacionalización. Derecho que, al igual que casi cualquier tramite de documentos en Venezuela, había sido transformado en un corrupto negociado, por la ineficiencia, incapacidad y mala fe, de una burocracia incapaz.



Y en semejante escenario, tendría mucho que explicar el Estado venezolano, sobre lo que significa la entrada “legal” la permanencia, la nacionalización y hasta el voto en elecciones internas, de un conocido terrorista extranjero. Pero dichas explicaciones, corresponden tanto al chiriperico calderísmo en que se inició la hegemonía neo-izquierdista en Miraflores, como al chavismo que la completo. Sin descartar a gobiernos paleo-izquierdista de la adecocracia, no menos peligrosos en sus “buenos oficios” y no menos corruptos en su burocracia. No son explicaciones que se le deban a gobierno extranjero alguno, sino única y exclusivamente, a los ciudadanos venezolanos.



Pues el uso de documentación venezolana primero, y la nacionalidad legal después, por parte de un conocido terrorista extranjero, también es una amenaza real para la soberanía nacional. Y si la complicidad debe ser descartada, por el principio de presumir la inocencia... La propia torpeza no exime a nadie de responsabilidad legal... Mucho menos política.



Tiene la razón de su parte el gobierno de Venezuela cuando afirma que la soberanía venezolana fue violada con la detención ilegal del terrorista colombiano en Venezuela. Y tiene razón en que el asilo concedido por el gobierno de Colombia a personas comprometidas en un intento de derrocamiento del gobierno de Venezuela es poco conveniente para la buena relación entre los dos gobiernos. Así como tienen razón las F.A.R.C. cuando señalan al gobierno Venezolano de inconsistente y vacilante, en su presunto compromiso ideológico de apoyo a tales grupos. Y no es menos cierto que (ajenos a nuestra tradición, y rechazables en un país que, pese a la violencia delictiva desatada, no está en guerra) los ofrecimientos de recompensas por el gobierno de Venezuela, por personas que considera conspiradores, no han sido “extendidas” a funcionarios del Estado colombiano, para que secuestren a los presuntos conspiradores, y los entreguen secretamente a las autoridades venezolanas.



En términos de razón y de derecho... El gobierno de Colombia le debe explicaciones al de Venezuela. Y difícilmente lo admitirá en la presente correlación internacional de fuerzas. El de Venezuela le debe explicaciones, única y exclusivamente, a los venezolanos. Tampoco lo admitirá jamás.



EN LOS NEGOCIOS DE LOS ESTADOS LOS COSTOS SE MIDEN EN SANGRE



Es por ello, que tras los ventajosos acuerdos de negocios firmados en la última cumbre presidencial. Y vista la escasa firmeza de su “presunta simpatía” por las F.A.R.C... y sus vacilantes deslindes con las mismas. El gobierno venezolano lució sorprendido por la crisis diplomática. Y podría estarlo en realidad. Quizás no evaluó claramente la magnitud del compromiso de Bogota en su alianza militar con los EE.UU. y en su guerra a muerte con las fuerzas irregulares. Una cosa es el malestar que un cese temporal del contrabando de gasolina subsidiada venezolana pueda ocasionar en Colombia. Y otra muy diferente es que la “industria” más directamente afectada por eso, es la del narcotráfico. Que al final es el primero contribuyente fiscal de las guerrillas.



El ejecutivo colombiano en cambio, no luce para nada sorprendido. Parece haber evaluado previamente todos los escenarios de una escalada... incluso los más “impensables”. Al final de cuentas, una victoria militar sobre Venezuela, en una guerra convencional, no es sólo un viejo objetivo de una parte de la oligarquía colombiana. Es algo que ha sido evidentemente medido y evaluado en Colombia. Pero no como una hipótesis militar teórica, sino como un escenario claramente posible en el marco del alineamiento de fuerzas en la cuarta guerra mundial. Y hay que entender que librar y perder semejante guerra, significaría para Venezuela una pedida de territorio (y subsuelo petrolero) capaz de resarcir al enemigo de cualquier costo.



Con el caso Granda, en Bogota han demostrado a su aliado del norte, que están listos para llevar cualquier enfrentamiento con la revolución Venezolana. Hasta sus últimas consecuencias, de serles necesario. La amenaza externa no es únicamente “a la revolución venezolana” que no todos compartimos. Y a la que muchos nos oponemos. Es contra la Nación venezolana que es nuestro patrimonio común irrenunciable.



Las fichas están sobre el tablero.



El gobierno de Colombia está apostando por aplastar militarmente a las F.A.R.C., y cuenta para ello con el apoyo completo de la primera potencia militar del mundo –y la única potencia militar incontestable del continente americano-. Y es un objetivo sin el que no habrá paz en Colombia.



La revolución venezolana -que ha sido hasta ahora uno de los grandes éxitos políticos del neo-izquierdismo globalizado- se vio de pronto asomada ante el riesgo real de encontrarse, ya no en el frente político de la cuarta guerra mundial, sino en el estrictamente militar y convencional.



Pero no nos engañemos, con la oligarquía de Bogotá, ni con los terroristas de la frontera. Si la primera ha demostrado históricamente su ambición sobre el territorio de Venezuela, los otros no son menos expansionistas, sino mucho más, respecto de Venezuela. Como prueban muchas de las acciones de las F.A.R.C. en nuestro territorio. Lo único que ha impedido, a esas dos fuerzas, concretar tales ambiciones, en mayor grado de que ya lo han hecho, es su propia debilidad relativa.



En su guerra contra los terroristas internos, el gobierno de Colombia está defendiéndose de una fuerza política que aspira instaurar un poder totalitario. Tan innoble y criminal enemigo le hace lucir mejor de lo que en realidad actúa. Porque la naturaleza de su enemigo, no le autoriza para violar las leyes de la guerra, los derechos individuales de los civiles, ni la soberanía de sus vecinos. Aún de los que no sean sus aliados.



Pero en la cuarta guerra mundial, ninguno de los bandos respeta realmente tales limites. Y no habrá de ser, ni el gobierno de Colombia, ni menos aún los terroristas que intentan derrocarlo, la excepción.



LA SOBERANÍA MACIONAL: IRRENUNCIABLE PRINCIPIO LIBERAL



Ante la real amenaza armada real para la soberanía venezolana, que representan cualquiera de los bandos de la guerra civil Colombiana. La visión liberal de las funciones propias del Estado... y principalmente de su Fuerza Armada. Se muestra como la más acertada.



Las profundas divisiones, el empobrecimiento recurrente, el desperdicio de recursos, la incapacidad para atender la seguridad, la justicia y las obras públicas. La delincuencia campeando en campos y ciudades... La devaluación inflacionaria recurrente, apenas oculta por los controles que desperdician las oportunidades de la bonaza petrolera. La pobreza creciente, y la dependencia del Estado patrimonial, con sus insuficientes limosnas, que con la pobreza se retro-alimentan... y la amenaza de un neo-totalitarismo avanzando, sin prisa y sin pausa, por medio de los ordenados procedimientos democráticos del paleo-izquierdismo socialdemócrata, están lejos de ser un escenario nacional apropiado para enfrentar, de forma certera, la amenaza de tener un vecino en guerra (potencialmente expansionista, en ambos bandos).



Es profundamente antinacional, y en extremo peligroso, apostar, como algunos pocos irresponsables pudieran hacer, por una derrota del gobierno revolucionario por fuerzas externas. Dichas fuerzas, tienen mucho interés en “sus” intereses, políticos y financieros... Y muy poco en el interés rectamente entendido del pueblo de Venezuela.



Y si la revolución avanza, debilitando al país en todos los campos, no es tanto por su fuerza propia, como por la ausencia de una oposición consistente capaz de oponerse a la revolución con ideas propias... No con las de la misma revolución. Mientras la revolución sea políticamente derrotable, como lo es hoy, por medios políticos, pacíficos, y estrictamente internos. Tenemos que apoyar al gobierno revolucionario en la defensa de la soberanía territorial ante cualquier fuerza externa, aunque de forma crítica.



Y decimos “de forma crítica” aún en este delicado terreno. No sólo por las enormes dudas que sobre su capacidad de protegerla despierta nacionalización del terrorista colombiano en Venezuela.

También porque un gobierno que ha apoyado claramente la existencia de un “derecho” supranacional”, en la medida que este se ha transformado en una “fortaleza” de su propio bando en la cuarta guerra mundial. Y lo rechaza sí, y sólo sí, ocurre lo contrario. Que ha mostrado su inclinación clara e inequívoca por inmiscuirse en la política interna de otras naciones. Y que firma acuerdos de “asistencia técnica” en materia judicial, con la dictadura de Fidel Castro (asunto dramáticamente diferente en materia de soberanía nacional, de la importación de médicos, como mano de obra barata) debe ser visto con cuidado en asuntos relacionados con la soberanía.



Por lo demás, hay que entender claramente que el proyecto revolucionario neo-izquierdista, no luce tampoco, en su selección de aliados internacionales, como el mejor, y más sensato, garante de nuestra soberanía nacional. Pero... y es un tremendo pero. Ante una amenaza externa inmediata, mayor y peor que la interna que nuestro propio gobierno representa... los liberales tomamos el bando de nuestra propia Nación, bajo nuestra propia bandera. Mantenerla soberana e independiente, como Nación, es un paso indispensable para que mañana sea su Estado el garante de la soberanía de cada individuo sobre sí mismo, en una republica liberal, capitalista y popular. Por eso la soberanía territorial es un principio irrenunciable... Y para empezar, es un buen principio. Pero sólo un principio.


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viernes, enero 21, 2005

¡QUE BUENO! Pero para la revolución ¡Entiéndanlo!

Nada le viene mejor al Gobierno Chávez que un conflicto internacional. Sobre todo si el Gobierno Bush cae en sus provocaciones, y toma partido como Chávez quiere, lo cual es el caso ahora. Toda revolución necesita desesperadamente enemigos externos para justificarse, para ser popular, para durar eternamente (quiero decir: ese es su propósito.) Y mejor cuanto más poderosos sean esos enemigos externos, para asumir el papel de heroico pequeño David enfrentado al malvado gigante Goliath. ¡Chávez o Bush!


Por favor pido disculpas, pero es algo tan elemental, que su incomprensión por parte de la dirigencia de oposición en su mayoría, revela que su inteligencia está muy por debajo de un nivel normal. Hay excepciones, por supuesto, contadas y honrosas; y les ruego que no se sientan aludidos por este artículo, que alude a la mayoría de la oposición y no a las excepciones.



¡Por fin!



En su mayoría, digo, el liderazgo opositor está de parabienes, ¡no cabe en sí de gozo! Y da la bienvenida a la intervención norteamericana en el asunto. ¡Por fin! Sigue creyendo ingenuamente que EEUU va a hacer el trabajo suyo, que ella misma no es capaz de hacer. Sigue en esa nube ...



Sigue enceguecida, sin querer ver el ejemplo de Castro, que Chávez sigue al pie de la letra. Y bien que hace, desde su punto de vista. Si como Fidel, lo que quiere nuestro Presidente es mando vitalicio, y tiempo para terminar de imponer el socialismo a la gente, el ejemplo de Castro es el que Chávez debe seguir. Y para esos sus dos propósitos, a Castro le ha ido muy bien expulsado de la OEA, con EEUU en contra, y con el bloqueo y demás medidas discriminatorias sancionadas por el Congreso y el Ejecutivo Federal de ese país.



La realidad



Castro no sólo ha logrado sobrevivir incólume. Sigue en el poder desde 1959, en control absoluto. Y a lo largo de todos estos años ha logrado domesticar en el sistema del socialismo a la población casi entera, que lo acepta resignada y hasta complacida. Ha reducido la “disidencia” a una minoría prácticamente inofensiva e insignificante. Sus enemigos más molestos -la clase media-, en su enorme mayoría ya se han ido por propia voluntad hace mucho tiempo, décadas. Y han envejecido distrutando con sus familias de confortables exilios, que ya no lo son, y ni sueñan con regresar, y mucho menos a tomar el poder.



Y como si fuera poco, Castro ha conseguido la jefatura indiscutida de la izquierda en Latinoamérica, y considerable influencia en la del mundo. Esto se desprende del rol directivo asumido por Cuba en las reuniones internacionales donde se insertan y deciden las prioridades, temas y posiciones de la agenda global de la izquierda en el siglo XXI. Sobre todo en las diversas Agencias del “sistema de la ONU”, el Gobierno mundial que la Neoizquierda nos ha preparado. (Y cada vez se reclaman poderes y recursos con más insistencia, como vimos en ocasión de los desastres del maremoto asiático. La ilusión es que un Estado mundial único va a resolver los problemas que los Estados nacionales no han resuelto. Que en su mayoría han creado, aunque esto no lo dicen los estatistas. Pero este es otro tema.)



Frente a todos estos éxitos de Castro, ¿cómo Chávez no va a seguir puntualmente su camino?


Ventajas del conflicto



La opinión pública en Venezuela, en América latina y en casi todo el mundo, en su mayoría ha sido y es antinorteamericana, porque así fue cuidadosamente educada. Para el Gobierno de Venezuela, el conflicto externo, y en particular con EEUU, es popular (y más aún si es por algo con Colombia). Tiene las siguientes enormes ventajas:



1. Distrae a la gente de la penuria económica, y exime al Gobierno de buscar una justificación valedera a 6 años completos (1999-2004) de ineficacia en este terreno.



2. Saca a la oposición de su verdadero trabajo: explicar las desventajas del socialismo y las ventajas de una economía libre.



3. Al chavismo lo unifica y fortalece, y lo acredita en el país, y asimismo en el exterior, ante los ojos expectantes de la izquierda de todo el mundo, sobre todo de América latina.



4. Y a Chávez lo reafirma en su liderazgo, tanto dentro de su propio movimiento como en Venezuela en general; y en la ya mencionada izquierda del mundo entero, que para sus ilimitadas ambiciones, es muy importante.




Improbables supuestos



¿Por qué el grueso de la oposición no lo advierte? Porque basa todo su caso en dos supuestos:



1. Que el Gobierno de EEUU va a ir adelante con todo y va a llegar hasta el final, incluso hasta decretar sanciones económicas.



2. Que entonces la población venezolana no va a aguantar la consiguiente y abrupta desmejora en sus condiciones económicas, y se va a rebelar contra Chávez.



Lo primero es improbable. Pero supongamos que pase. ¿Ocurrirá entonces lo segundo? Eso es más improbable todavía. El ejemplo de Cuba -que Chávez conoce muy bien- está allí para quien quiera verlo: convenientemente adocenadas por la propaganda, las mayorías empobrecidas incrementan su fidelidad al régimen, y se aferran aún más a las esperanzas que el sistema les ofrece. Y a las recompensas que les brinda, por mínimas que sean: alguna medicina, ladrillos, o un saquito de cemento. Quizá algún uniforme escolar, y con suerte un par de zapatos. O un plato de comida.



O si no, en último caso, se aferran aunque sean satisfacciones vicarias, como los triunfos deportivos, y el heroico sentimiento de Cruzada tan bien manipulado desde las alturas. Vea Ud. la reacción enfervorizada de las clases populares ante las propagandas televisivas del chavismo, siempre acompañadas de esa música motivadora y pegajosa. Entre otras cosas buenas para solidificar la Utopía comunista, ¿no recomendaba Platón la música? (¿O fue Alí Primera?)


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Falacia favorita del colectivismo, pero... El mercado libre no es "sálvese quien pueda"

Una de las concepciones más erradas que la opinión pública mantiene como dogma es aquella según la cual una sociedad capitalista, es decir, una sociedad de hombres libres, sería gobernada por la ley de la selva, la supervivencia del más apto, la ley del más fuerte, o como quieran llamarla. Nada puede estar más lejos de la realidad.


Primero lo primero. Comencemos por una definición de lo que entendemos por una sociedad capitalista, por el mercado libre. Es necesario este paso preliminar, puesto que muchas veces, en discusiones sobre el capitalismo el oponente nuestro habla sobre un sistema totalmente diferente, el sistema estatista. Pues bien, ¿Qué entendemos por sociedad capitalista?

Para ponerlo en términos sencillos, diremos que tal sociedad es aquella donde el Estado, el aparato organizado de la coerción y la violencia, está limitado a su mínima expresión (o es inexistente) y, por lo tanto, los individuos disfrutan de la más amplia libertad para desarrollar sus vidas de la manera que más les convenga.

La faceta económica de la sociedad capitalista es el mercado libre, el cual Podemos definir (...) como el sistema social basado en el intercambio voluntario de derechos de propiedad.[1]. Es decir, el sistema en el cual los títulos de propiedad sobre cualquier bien, productos o servicios, pueden ser transados sin interferencia gubernamental de cualquier tipo.

Ahora, nos podemos preguntar, ¿por qué podemos estar seguros que en la sociedad capitalistas se producirán intercambios voluntarios? ¿Por qué podemos estar seguros que la violencia y el caos no prevalecerán bajo dicho arreglo social? ¿Qué nos garantiza que los más aptos no esclavizarán a los menos afortunados?

La respuesta yace en la llamada ley de asociación o de las ventajas comparativas, descubierta por David Ricardo, la cual nos dice que aún en el caso en el que una persona, digamos Juan, es superior en habilidad a otra, digamos Pedro, en todos los campos en los cuales ambos se pueden aplicar como productores; lo que más le conviene a Juan es dedicarse a aquella actividad en la que él tiene ventaja comparativa, es decir especializarse en la profesión que más domina y pagarle a Pedro para dedicarse a la producción de otras cosas que Juan necesita. De esta manera Juan, el más apto, puede invertir todo su tiempo y energía en lo que él es mejor, mientras que Pedro hace lo mismo en lo suyo, logrando ambos una producción combinada superior a la que podrían lograr si los dos se dedicaran a producir todo lo que necesitan. Al incrédulo, sólo le pediré que se imagine que sucedría si tuviera que producir personalmente todos las cosas que utiliza y consume a diario. La división del trabajo, basada en la Ley de las ventajas comparativas, es la clave del avance que ha alcanzado la humanidad desde sus inicios. Sin ella, todavía estaríamos recogiendo frutos en el monte y ѕeríamos definitivamente muchos menos de los que hoy habitamos el planeta.

También es la razón por la cual la sociedad capitalista no es el "sálvese quién pueda" que los socialistas nos quieren hacer ver. La división del trabajo, es la base de la cooperación que nos permite vivir en sociedad, en vez de hacerlo como hermitaños en las montañas. Es la razón por la cual los débiles pueden aprovecharse de la convivencia en sociedad, usando el hecho que a los "fuertes" se benefician del intercambio.

Contrasten esto con la acción del estado, quien a través de los impuestos (tiene otras maneras, pero considerar esta será suficiente para aclarar mi punto) "redistribuye" la riqueza producida por un grupo de personas, es decir, les quita a unos para darle a otros. ¿Cuáles son las consecuencias naturales de la resdistribución de la riqueza? Basta con mencionar el hecho que independientemente del método que se escoja para imponer los tributos, inmediatamente se crean en la sociedad dos castas o clases: la que en términos netos recibe de los impuestos y la que en términos netos los paga. Ambas castas estarán en eterna pugna, los primeros exigiendo cada vez más expropiaciones para "aliviar la desigualdad" y los segundos tratando de evitarlas.

De manera que es el estado quien crea divisiones articifiales, conflictivas e innecesarias en la sociedad y no el mercado como la izquierda nos quiere hacer ver constantemente. El estado y no el mercado es la entidad verdaderamente antisocial.

1. Carden, Art. Why They Hate the Market


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